domingo, 30 de octubre de 2011

Capítulo 47


Baños, duchas, habitaciones cutres que fingen ser camerinos, Zack me acompaña durante  toda una ruta turística por la diminuta sala. Me encanta el ambiente que se respira, acordes colgados en las paredes, rasgueos estampados en las ventanas, y aire infestado de rebeldía.
Ya se empiezan a oír algunos gritos de las fans, acompaño a los chicos hasta su camerino, no tienen ningún ritual concreto, se reúnen, hablan, comentan, pero sobre todo, bromean, es difícil no salir con la mandíbula desencajada después de diez minutos al lado de Alex Gaskarth.
Me despido de todos justo antes de que salgan a dejarse la piel.
 Los conciertos, son de por sí, momentos únicos e irrepetibles, ninguno igual a otro. Guardo este en un cajón muy especial de mi mente, justo debajo de la estantería en la que posé el recuerdo del reloj con Zack, el primer día que lo vi.
Mientras los protagonistas de le noche se duchan, aprovecho para alcanzar a Evan y Jake en el puesto de sonido, al parecer mi hermano tiene futuro como técnico de sonido.
-¿Nos vamos de fiesta?- Pregunto, como quien no quiere la cosa mientras Jacob me comenta emocionado y orgulloso para qué sirve cada botoncito del panel.
-¿En Los Angeles?
-¿Por qué no?
Mi hermano mira a Evan, invitándole a venir.
-Creo que algunos propusieron, salir esta noche, ya sabéis, es más que una rutina, una obligación… LA… Jack y Alex no se perdonarían el no salir esta noche. Venid si queréis. Aunque consultadle antes al jefe… ¡Hey Matt!
Matt, manager de ATL, se gira hacia nosotros, se encontraba recogiendo algunos utensilios del escenario y, sinceramente, en los videos parece mucho más agradable que en persona.
-¿Va a haber fiesta, colega?
-¿Lo dudabas?- dice entre agotado y molesto.
-¡No, señor!
Party Time, then. Los chicos no tardan en salir, y no son los únicos que se apuntan,  la mayoría de los componentes del tour se unen, artistas o crew.
Acabamos en uno de las mejores discotecas de la zona, reservado VIP ocupado por aquí los presentes en el mismo hotel en el que se hospedan, dos en uno.
El local no es conocido en la ciudad por sus grandes interiores, sino por la calidad de estos, paredes insonorizadas, acolchadas y perfumadas por doquier, luces fluorescentes y música imponente.
La sala reservada para VIP no tiene mucho de very ni de important, pero sí de people y es que, una gran parte del tour está allí, incluyendo algunos fans de la élite a los que invitaron los artistas conforme iban llegando.
Nos acomodamos en los sofás de terciopelo del local, con bebidas cargadas de hielo y promesas increíbles para la noche. Me senté al lado de Zack, entre él y Jack, en frente de Nick y Alex y alguno más que ni si quiera me había molestado en recordar sus nombres. En breves comienzo a reír por todo y a no poder parar de sonreír.
La música de 3oh!3 se hace presente en el local en seguida, Alex lanza una exclamación y levanta los brazos.
-Yeah! ¡Vamos a bailar!- grita bastante animado. Pero ninguno de sus compañeros está lo suficientemente borracho aún como para seguirle.- Vale, zorras, abrid paso.
Le sigo encantada, he de confesar que la sensación de perder el control de la mente es simplemente mágica. Obviando las advertencias médicas, es una gran experiencia el hecho de olvidar durante una noche quién eres, lo que has hecho ese día o lo que piensas hacer mañana. Bailo junto a Alex y personas ajenas hasta acabar derrotada por el calor y asfixiada por el fuerte sonido de la música, volvemos junto a nuestros compañeros. Me dejo caer en los brazos de Zack, quien se apresura a apartar con cuidado la copa que casi le derramo encima.
-¡Cuidado!
Como respuesta le rodeo el cuello con los brazos y le beso la oreja, no se mueve y continúa con su función de gigoló de discoteca, beber y permanecer follable sin hacer tonterías. Pues ya está, ya es público, no ha tenido que dar un mitin ni nada, era más fácil con un puto Martini.
Veo pasar a la camarera, parece que va disfrazada (o uniformada, vaya usted a saber) de vaquera, una vaquera pobre porque no tiene mucha ropa puesta. Me empiezo a descojonar con ese pensamiento: ¡una vaquera pobre! Le extiendo mi copa justo cuando pasa por mi lado.
-¿Me traes un vodka con soda, por favor?- La chica asiente con una sonrisa.
-No, mejor no- dice Zack, aunque la chica no llega a oírle.
-¡Otro para mí!- Exclama Nick, al que sí oye.
-Tenemos gustos muy parecidos, Nick- digo recordando vagamente la conversación de la playa.
-¡Deberíamos fugarnos a Las Vegas y casarnos!- nos empezamos a reír ruidosamente y brindamos con nuestras copas cuando la vaquera cumple con nuestro deseo.
Veo que Zack sonríe, parece interesado en seguirnos la corriente, su sonrisa dice poco, pero su mirada de odio asqueado a Nick dice bastante más. Le beso en los labios intentando que no malinterprete las cosas, ninguno de los dos.
-Me voy a ir- dice Zack separándome de él con cuidado. Me da un leve beso en la mejilla y se acerca a mi oreja- te veo arriba ¿vale?
-Claro.
Ya no localizo a nadie de los que habíamos comenzado la noche juntos, tan solo Nick y Halvo siguen en el sofá, también he perdido la pista de mi hermano, pero decido no preocuparme por eso ahora, lo llamaré en un par de minutos. Hablo de tonterías con mis acompañantes hasta que se nos acaban las trivialidades y decidimos no introducirnos en pensamientos más íntimos.
-Me subo a la habitación, chicos- nos anuncia Nick de nuevo. Se gira hacia a mí- Tengo la peli preparada, Melanie.
Mierda, mi mente me advierte de algo, algo que ya había olvidado, ¡había quedado con Nick esta mañana para ver Charlie y la fábrica de chocolate! Intento pensar con claridad una solución para intentar repartir lo que queda de noche entre Nick y Zack, solo yo me puedo meter en estos marrones. Sin embargo, Halvo no me ayuda mucho con mi problema, se sienta a mi lado y me coloca otra copa en las manos.
-Oye me ha encantado conocer a tus amigas, esta mañana, me lo he pasado muy bien.
-¡Y yo! ¡Y ellas, seguro! ¿Sabes que eres el primero que las conoce? Bueno, Zack ha hablado antes con Airin, pero no tanto como tú hoy…- No puedo parar de hablar.
-¿Debería sentirme afortunado?
-¡Mucho!
-¿Vendrán algún día?
-¡Oh, por supuesto!
-Llámame ¿vale? Tengo un par de clases pendientes con Airin.
Le miro profundamente divertida, así que Halvo y Airin… Asiento sin saber muy bien por qué y le extiendo el Iphone a mi acompañante para que me anote su número.
Decidimos volver a las habitaciones de nuevo, la planta número diez nos recoge con una calma que ya no recordaba y mi mente parece reacia a aceptar después de la gran fiesta que ha vivido. Despido a Halvo a puertas de su habitación y me dirijo a buscar la habitación de Nick y Andrew, recuerdo su número, no podría ser más inoportuno: la puerta de la habitación enfrente de la de Zack me muestra el cartelito de éste número amenazante. Atrévete a llamar. Miro mi reloj, son las 5, puede que me dé tiempo a ver la peli y después ir con Zack… o quizás debería ir directamente con él, después de todo lo que hemos vivido… o quizás… Empieza a sonar el Iphone, es Jacob.
-Hola, brother.
-¡Mel! ¿Dónde estás?
-En el hotel.
-Piensas… esto… ¿pasar la noche allí?
-Sí ¿tú dónde estás?
-En la estación de autobuses, en diez minutos sale uno para Hurtington Beach, pensaba esperarte pero bueno…
-No, no importa ¿estás seguro, Jake? Podrías dormir aquí y nos volvemos juntos mañana…
-¡Si hombre! Ahora en seguida vuelvo, no te jode- se ríe.- No, Mel, me voy a casa ¿vale? Mañana llámame cuando vengas.
-Ok.
-Buenas noches, Mel, no hagas ninguna locura.
-Descuida, Jake.

miércoles, 6 de julio de 2011

Capítulo 46

Detecto en seguida el portátil de Zack en el baño, enchufado a la corriente. Como si oliera la conexión wifi en el ambiente me conecto internet en nanosegundos. Instantes después descubro a Airin conectada, le ametrallo a preguntas en el chat que responde como puede. Llega un momento en el que le dejo hablar y me explica que está esperando a Mpi, sin pensármelo demasiado, les mando una petición de video conferencia.
Me tumbo en la cama para no perder detalle de sus detalles, Mpi no puede parar de apartarse el flequillo cada 20 segundos y Airin es una obsesa del movimiento del piercing de su labio inferior. Jamás pensé que echaría de menos tantas chorradas. En cualquier caso, una barata conexión de hotel que apenas lleva la imagen y el sonido compaginados no me deja disfrutar al máximo de lo que más extraño. La cam no hace justicia a la perfecta sonrisa de Mpi, ni a los preciosos ojos de Airin, pero es lo que hay.
Mientras hablamos me doy cuenta de que hace casi medio año que no las había visto. Me olvido del teclado, gracias al avance tecnológico, nuestras voces son las líderes de la conversación.
-Dios mío, como os echo de menos. –Suelto de repente, cortando el hilo conversacional y anudando uno nuevo mucho más emotivo.
-¡Y nosotras!- suelta Airin.
-¿Cuándo piensas pasarte a vernos?- pregunta Mpi con cara de pena.
-Por favor, Mpi ¡qué preguntas!- interviene Airin- entre Zack, su papi, Jake… ¡no creo que quiera volver!
-¡Pues claro que quiero! Pero aún no sé… no estoy segura de muchas cosas…
-No importa, siempre nos puedes invitar, apuesto a que en tu casa hay sitio suficiente.
Por supuesto, Airin nunca desaprovecha una oportunidad de viajar.
-Puedo hablarlo con papá…
-Pues ¿a qué esperas?
Sin darnos tiempo a acabar con un tema, comienzo enseguida con otro, no porque intente evitar el anterior, sino porque con ellas los pensamientos me van mucho más rápido de lo normal, soy suprahumana con estas chicas.
-Tías, ¿sabéis qué?- Ni siquiera espero a que respondan y les explico con detalle todo lo que ha pasado hace escasos momentos con Zack, incluyendo todos los detalles. Al finalizar, ambas se miran con las cejas levantadas y se echan a reír.
-¡Madre mía, Melanie..!- Mpi ni siquiera puede acabar la frase.
-Jajajajaja, déjala que aproveche… Por cierto, Melanie, ¿qué tal está Jack y compañía?
-Muertos, creo…- Me fulmina con la mirada, a través de la cam aún puedo seguir sintiendo la enorme paciencia que tiene que tener conmigo, me echo a reír y antes de poder contestarle llaman a la puerta.
-Un momento, chicas.
-¡Ok!
Aparto el ligerísimo portátil de encima de mí y me encamino a la puerta, con el simple pensamiento de responder: “está en el ensayo”. Pero, para mi sorpresa, no me encuentro con un buscador de Zack. Allí aparece el gran Halvo.
-Hola…
-Hola, Melanie.- Me responde con una gran sonrisa, sonrisa que, de hecho, asusta.
-¿Quieres algo?
-Pues… a ti, me manda Zack.
Y sigue con esa sonrisa de violador. Abro un poco más la puerta para que pase.
-Dame cinco minutos.
Me dirijo al rincón dónde había depositado mi bolsa y saco mi camiseta de conciertos, me la pongo por encima del bikini, no me he percatado hasta el momento, pero Halvo inspecciona la habitación hasta toparse con el ordenador en el que, por supuesto, seguía en marcha la videoconferencia.
-Wooooo…- Y, como si estuviera en su puñetera casa, se arrodilla en el suelo, de cara al ordenador.- Hey.
-¡Hello!- Oigo que responde en seguida Airin.
-Where are you from girls?
-Spain!
-Melanie is from Spain too. Are you her friends?
-We are like sisters!
-I see, I see
El chico parece sentirse a gusto con la conversación y lo demuestra acomodándose en la cama con el ordenador, le miro con incredulidad y me devuelve una carcajada divertida. Me encojo de hombros y me siento a su lado para vigilar que nadie me robe a mis amigas.
El cuarteto video conferenciante acaba descojonándose durante minutos, Halvo se pone tenso de repente y me mira arrepentido, me grita una disculpa, a mí y a las chicas del ordenador, anuncia una despedida. Partimos.
Llegamos tarde, ese hecho es como un rito para mí, pero algo me dice que no para Halvo.
-Espero que Zack no se moleste…- dice mirándome, esperando una disculpa antes del juicio final.
-No, tranquilo- intento interpretar el papel de Dios de le mejor manera posible.
Entramos en la sala, al parecer, el ensayo de All Time Low ya ha pasado, We the Kings están sobre el escenario. Todo el mundo parece tener una tarea concreta que realizar. Localizo a Jacob, está con Evan en el puesto de sonido. El susodicho bajista no tarda en localizarnos.
-¡Por fin! ¿Qué ha pasado?- nos pregunta.
-Mucho tráfico.
-Nos perdimos.- Halvo y yo hablamos a la vez, le miro confusa, maldigo no haber planeado mejor la excusa.
-Nos perdimos porque había mucho tráfico.- Intenta salir del apuro Eric.
-Sí…- corroboro- Halvo pensaba que conocía un atasco, ha sido una aventura…
Zack acaba riendo.
-Vamos, anda. -Zack pasa un brazo por mi hombro.

jueves, 19 de mayo de 2011

Capítulo 45


En la habitación no se me ocurre nada que hacer, no creo que ponerme a cotillear sea un buen pasatiempo. Probablemente, si no tuviera tal grado de confianza con Zack y fuera una stalker más, sí que podría haber rebuscado entre sus cajones y buceado en su armario; pero no, me dedico a salir al balcón y contemplar las vistas al mar… mmm sí que es un poco mimado; me apoyo en la barandilla mientras oigo la puerta.
-Estoy aquí.
Él se acerca y, desde la habitación se queda mirándome: pasea su vista a mí alrededor, del cielo a mi rostro, de mi rostro al cielo. Estoy a punto de comentarle lo incómodo de la situación, pero se apresura:
-¡Nononono! ¡No te muevas!
Se acerca a su maleta y saca su profesionalísima cámara de fotos. ¿Más fotos? Me río con su gesto, jamás me había sacado una foto, a pesar de su pasión por esta disciplina artística.
-Mira para allá.- Me señala al cielo.- No, no gires todo el cuerpo.
Finalmente, él mismo entra en el balcón y me coloca en su posición predilecta. Yo me dejo hacer, creo que siempre me he considerado un poco su marioneta, no en el mal sentido de la palabra. El sonido de la máquina inunda el momento, sigo sin moverme tras esto. Oigo como Zack toquetea algunos botones.
-Me encanta…- susurra él. Le sonrío y, muy a mi pesar, se escabulle de mi lado y se dirige a la ducha para cambiarse de ropa.
Durante el tiempo que permanezco ante ese espléndido y “angelical” paisaje, no puedo dejar de pensar… Reflexiono sobre muchas cosas: desde el cambio climático hasta la respuesta de Zack a Cassadee esta mañana, ha dicho “es una amiga” ¿verdad? Igual no lo he oído bien, pero creo que esa ha sido su respuesta ¿soy su amiga? Pensé que habíamos pasado esa fase. Recuerdo patéticamente la primera vez que estuve a su lado cuando se duchaba: fue en su casa, yo estaba en su sofá viendo la Mtv y ahora, bueno ahora ni siquiera me he detenido a prestarle atención al sonido del agua; no quiero decir que me sea indiferente, obviamente, en ningún momento de mi vida me podría resultar indiferente Zack, simplemente está superado, pensaba que no tendría que profesarle más envidia a la ducha, aunque claro, si soy “su amiga” debería…
No tarda en salir de la ducha, va vestido con ropa ancha y cómoda, se dirige hacia mí con gesto cariñoso, se apoya a mi lado, sin apenas rozarme y su ojos se posan en mi, aun estando de perfil puedo sentir como me recorren, empiezan por el pelo, donde se detienen mucho, mucho, demasiado; su siguiente destino es mi boca, relamo mis labios para que no den la impresión de sequedad, finalmente acabo riéndome de mi misma por mi estupidez. Él sonríe también sin apartar la mirada de mí.
-¿Te molesta?
-¿Qué me mires? No, supongo que no… -Recuerdo mis reflexiones- Pero dime una cosa, ¿miras así a todas tus amigas?
Él sonríe más y retira la mirada, de repente sus pies descalzos cobran toda su atención.
-¿Qué ocurre, Mel?
-Es solo por lo que has dicho antes… cuando me presentaste a Cassadee…
-Te presenté como mi amiga, sí…
Bien, parece que él también sabe a qué me refiero ¿y aún me pregunta que qué ocurre? Desde luego Zack no es míster obviedad. Suspiro, no me gusta esta situación, para Zack parece ser una simple conversación más, pero yo no me siento igual en absoluto.
-Bueno… vale, soy tu amiga pero pensaba que…
-Melanie, ves al grano.
-Te quiero, Zack.
Con esa última frase se escapa todo mi aliento, todo mi aire, me olvido de respirar. Él vuelve la mirada en seguida a mí tras oírlo, su expresión ha cambiado totalmente, leo sorpresa, cariño, temor… Dios mío, nunca me imaginé diciéndole algo así a nadie, a nadie como Zack quiero decir, por supuesto antes se lo he dicho a muchos familiares y amigos pero…
Él parece confuso y su inseguridad se ve reflejada en mí rápidamente, me siento desnuda ante él, ya no hay nada que esconder, nada que me pertenezca a mí y a nadie más, ahora Zack ya es consciente de todo, obviamente, antes también lo era, pero el hecho de decirlo en voz alta supone deshacerme de una parte de mí que necesito; no deseo retroceder en el tiempo para tragarme mis palabras, solo deseo que me sean devueltas… de sus labios.
Espero una respuesta que no parece dispuesto a producir. Me derrumbo. Tirarme por el balcón, sí, buena idea, si en tres segundos no ha respondido…
No es necesario ni contar el tiempo, en milésimas imperceptibles tengo su rostro enfrente de mí robándome el escaso aliento que me quedaba después del mal trago. Rodea mi cuello con sus manos y me siento desfallecer, por fin suelto toda la tensión que había acumulado en ese minuto de la mejor manera posible, mis labios se unen a la danza que han provocado los suyos. He ahí mi respuesta.
Vendería todos y cada uno de los sueños que me quedan por soñar solo para no romper el momento, sin embargo, él separa mi rostro del suyo (literalmente) y se queda mirándome mientras se ríe infantilmente.
-¡Qué tonta eres!
-¡Qué romántico y adecuado comentario!
Se separa por completo de mí cortando cualquier tipo de contacto físico.
-Dije lo de amiga a propósito. Pensé que si le dabas importancia a ese hecho era porque realmente te importo, no somos solo amigos ¿no?
-Ya te hice esa pregunta una vez…
-Sí, en un vuelo hacia Nueva York, pero ahora lo pregunto yo ¿qué somos?
Me ha puesto en un compromiso, no seré yo la que lo diga. Le paso los brazos alrededor del cuello y para ello necesito colocarme de puntillas.
-¿Felices?
-No… incorrecto…
-¿Por qué crees que tenemos miedo de decirlo?
-Porque somos idiotas.
-Quizás sea porque… no podemos perder algo que no tenemos…
Parece que mi comentario le hace reflexionar y acaba dándome un sencillo beso otra vez.
-Pues creo que esta vez debemos arriesgarnos a tenerlo.
Pedimos la comida desde la habitación: fideos chinos. Tras nuestra conversación parece que todo va a ser más fácil, parece. Zack opina que le contará lo nuestro a los demás después del concierto. Por supuesto, Jack ya lo sabe, pero es el único y, al parecer, no ha dicho nada.
Tres horas más encerrados aquí y acabamos tumbados de la manera más extraña en la cama: él encuentra cómodo el hecho de estar tumbado a lo ancho de la cama con las piernas flexionadas y, por mi parte, apoyo mis pies en la pared y mi cabeza en la dura almohada que es su abdomen. Compartimos pensamientos prohibidos para el resto de la humanidad, reímos y lloramos multitud de veces. Cada momento en silencio da paso a un nuevo espacio de tiempo en el que me encuentro en plena comunión con él. Pero, desgraciadamente, en este momento no experimento algo así. Ahora tengo miedo, miedo de perder esto y no es un miedo sin fundamento, es un miedo plenamente lógico: esto se va a acabar en breves momentos y probablemente no lo volveremos a vivir en cuatro meses si hay suerte, o quizá nunca, quién sabe.
Tocan a la puerta, Zack resopla molesto, me levanto para dejarle espacio, pero algo en su mirada me ruega que le ruegue que no se mueva y así lo hago, paso mis brazos por su cintura y niego con la cabeza.
-¡¿Qué?!- Grita Zack sin moverse.
-¿Zack? Hay prueba de sonido, hermano.- Contesta una voz masculina que no reconozco.
Zack pone los ojos en blanco y, sin otra opción me levanto y le miro animándole a ir, no necesita que le retenga, necesita ir.
-¡Ahora voy!
Antes de desaparecer por la puerta, se gira hacia mí.
-¡Por cierto, tenemos algo que terminar!- Me dice con gesto pícaro.- Te veo esta noche, Armstrong.
Me río y asiento con la cabeza, cierto, recuerdo el momento de nuestra despedida… sí, definitivamente hay algo que terminar. 

jueves, 10 de marzo de 2011

Capítulo 44


-¿A Rocket to the Moon?-aventuro.
-Correcto.
-¿Cuál es tu rol?
-Aparte de ser el único que tiene un poquito de decencia en el grupo, voz y guitarra.

Me río con su comentario. Y no puedo evitar emitir una radiante sonrisa cuando le miro, parece una persona realmente agradable y muy natural. Sus tatuajes pueden asustar al principio, pero tras un par de frases y un trío de miradas un tanto indiscretas, descubres que lo hacen más dulce. Sinceramente el tattoo de ET sobre el hombro derecho es el que más me llama la atención, es la prototípica imagen de la película: el extraterrestre volando en la bicicleta del protagonista.

-¿Amante de ET, eh?
-¡Es la mejor película del mundo!
-Mmm sí, bueno, no está mal…- (DISCREPO TOTALMENTE CON SU COMENTARIO)- Pero siempre he sido más de Charlie y…
-¡La fábrica de chocolate!- Se gira inmediatamente hacia mí tras completar la frase, parece más animado conforme avanza la conversación, nos reímos.- Sí, tienes razón, esa es genial.
-La vi el otro día, es una especie de terapia, siempre viene bien saber que puede haber gente como Charlie en el mundo…
-Sí… si todos fuéramos como él sería todo tan fácil ¿verdad?

Y así continuamos con un análisis de lo más detallado de la película, empezando por el personaje de Charlie y acabando por repasar la coreografía de los Umpalumpas (en este punto tuvimos ciertas discrepancias y recibimos muchas miradas de incredulidad por parte de nuestros compañeros tras nuestros intentos de reproducir dicha coreografía).

-Dios, ahora me apetece volver a verla- añado.
-¡Podríamos! La buscaré luego en Itunes, pásate esta noche después del concierto si quieres, verás como llevo razón y el cuarto paso es el de los brazos.
-¡Es brazos-piernas-brazos-piernas!- Digo exasperada.- Pero me encantará dejarte mal de nuevo.
Se ríe y niega con la cabeza.
-Pues decidido, te veo luego, mi habitación es la 1086, estaré con Andrew, que es el batería.- Me señala al chico que tiene la posesión del balón en este momento.- Y bueno, el que viene hacia nosotros ahora mismo es Eric, más conocido como Halvo.
-Eh, tío.- Le dice Halvo a mi compañero- mira…- Eric se coloca una especie de piedra en la boca encima de la mandíbula- ¡Encontré un diente!
Nos echamos a reír y Nick niega con la cabeza, le parece difícil de creer, me comenta que Halvo siempre acaba sorprendiendo a la gente por su estupidez, el inculpado le devuelve el piropo con el dulce gesto de fuck.

Halvo se une a nuestro club de los “aburridos” (en realidad, tranquilos) y la verdad que al principio me resulta un poco incómodo: no sé si continuar con la conversación que tenía con Nick o volver a establecer una en la que también pueda introducirse Halvo, por dentro maldigo, y mucho, al compañero de banda de Nick, por entrometerse, pero al final acaba gustándome también, es muy divertido aunque sus puntos podrían ser considerados como esquizofrenia fácilmente por cualquier persona sin necesidad de cuatro años de carrera, en cualquier caso, le pasaré el número de mi amiga Airin, para futuras complicaciones.

-Tíos… se me han mojado los zapatos…
-Normal, si te pusieras chanclas como todo el mundo para ir a la playa…- Le recrimino.
-Pero si tú también llevas deportivas.
-Yo tengo la excusa de que no sabía que iba a ir hoy a la playa, pensé que las zapatillas son lo más cómodo para un concierto.
-¡¿Vienes al concierto?!- Me pregunta Nick. Asiento contenta por su reacción tan espontánea.

Ambos chicos no tardan en despedirse de mí para ir a comprar unos helados, con la conciencia libre de la culpa que les supondría dejarme sola puesto que Jake ha acudido a mi vera tras breves pero devastadoras palizas a sus contrincantes.

Nick consigue arrancarme otra sonrisa antes de desaparecer: coloca su piropeado sombrero sobre mí con una amplia y encantadora smiley americana que muy pocos tienen. Detecto que algunas fans han descubierto a los chicos, pero, ellos encantadores, como siempre, posan espléndidos y en bañador con las chicas.
Jake y yo posamos también, pero para nuestra cámara, aprovechando el sombrero de Nick decidimos fotografiarnos haciendo muecas para que quede patente el grado de estupidez al que podemos llegar, en cualquier caso, nos reímos como nadie.

Cuando llegas al punto en el que nada te sorprende, te sorprendes. Pues eso hice, me sorprendí al ver venir a un par de chicas hacia nosotros. Las impresionantes chicas, rubias y puramente californianas nos piden amablemente una foto, mi hermano y yo nos miramos extrañados y nos encogemos de hombros... Pienso que igual nos han confundido con alguien del crew.

-¿Cómo no?- Respondo y dejamos de lado las caras tontas y la intimidad de nuestra cámara digital para enfrentarnos a la Nikkon de aquellas chicas.

En algún momento alguna de ellas comenta que es una lástima no haber encontrado también a Zack, estoy tentada de decirles dónde se encuentra, pero por algún egoísta e individual motivo decido no hacerlo.

Y cuando el rey de Roma decide salir del agua, acude inmediatamente hacia mí, muchas chicas siguen allí; por un momento no sé dónde meterme, quizás si empiezo a cavar en la arena pronto estaré bajo tierra, sí puedo probar… Mierda, Zack también se ha dado cuenta de todo porque la sonrisa que tenía nada más salir del mar se ha esfumado en segundos. La verdad es que nunca había pensado en cómo actuar con sus fans respecto a esto, por varias razones: la primera que yo también soy fan, después está el hecho de que ni siquiera nosotros tenemos claro lo que somos y, por último falta decir que no somos dos personas que disfrutemos especialmente con la popularidad, de hecho, él ya estuvo a punto de dejar la banda por varios motivos que no vienen al caso.

De todos modos, no hay un agujero lo suficientemente grande por el que caber  en este momento y Zack parece haber salvado la situación esquivando mi mirada y dirigiéndose a sus compañeros.

Es hora de volver.

Jake se queda con Evan, compañero de equipo, además de victorias y yo me dirijo al hotel. Por el camino, veo a Halvo en la puerta de la tienda de helados, dando ridículos saltitos.
-Hey.
-¡Hombre, Melanie!
-¿Todo bien?- Dirijo mi mirada a sus pies.
-Quema…- responde él leyendo mi pensamiento- y no me dejan entrar sin zapatos, pero mis zapatos…
-Sí, lo sé. – Me río.- Siempre puedes andar con las manos, apuesto a que sabes hacerlo.
-¿Qué te hace pensar que sé?
Me encojo de hombros ¿Acaso no tiene pinta de que le gusta ir al revés del mundo?
-Pues no, no sé, sabía de pequeño… estoy pensando en probar con la rodillas cuando ya se me haya derretido el pie, puedo fingir ser un mutilado de la guerra.
Asiento embobada… qué conversaciones más extrañas tengo con este chico siempre.
-Si quieres te dejo mis zapatillas…- Es lo mínimo que puedo hacer, siempre intento ayudar a la gente como puedo y no tengo ninguna otra manera de ayudarle a él.

Halvo mira con el ceño fruncido las converse que calzan mis pies. No estoy segura de que un 37 sea su talla perfecta, pero mejor que quemarse…

-Igual si los parto en dos me cabe la mitad en tu zapatilla, nah, no importa, gracias, Melanie.

El resto de la banda sale del bar con unos cucuruchos, Nick lleva dos y le extiende uno a Halvo, suelta una carcajada al volverme a ver y comenta algo de lo ilegal del acoso. Finalmente conozco a todos los componentes de la banda, pero por poco tiempo: es la hora del paintball. 

miércoles, 2 de marzo de 2011

Capítulo 43


Nos acompaña hasta su habitación, que resulta estar al final del pasillo, obviamente parece la más tranquila de todas, y sus vecinos tampoco son demasiado activos. Me extraña ver una cama doble en su hábitat después de haber descubierto que Alex y Jack compartían cuarto. Le pregunto por el motivo.
-Soy el mimado de la banda, me tienen que cuidar mucho y me dan todos los caprichos.
Levanto las cejas con expresión de incredulidad ¿dónde han metido al verdadero Zack? El armario tiene aspecto sospechoso.
-En realidad es que prefiero dormir y estar solo, todos los tranquilos estamos en esta parte del pasillo.
-¿Y quiénes son tus vecinos?
-Ahí- señala a la pared con el dedo- está Evan, creo que Matt está al otro lado hay algunos más pero no…
Zack se ve interrumpido por un golpe en la puerta y se apresura a abrir algo mosqueado. Le recibe una cara femenina e infantil muy cute, es Cassadee.
-Hola Zack, me han enviado para deciros que hay reunión en la habitación de Vinny.
Zack suspira, no parece muy animado por la noticia. La chica posa sus ojos en mí y retira la mirada rápidamente, con incomodidad. No pasa este hecho desapercibido ante los ojos de Zack quien procede a presentarnos.
-Cassadee esta es Melanie, una amiga, y su hermano Jacob.
-Encantada.- Comenta la chica con una sonrisa, mi hermano responde por los dos.
Rondamos la treintena en la habitación del jefe de merchandasing que comparte habitación con Grieco, deduzco que no están todos los ocupantes de las habitaciones: All Time Low se encuentra al completo, al igual que HeyMonday, también reconozco a Vinny, Grieco, Evan y Jeff ¿demasiada resaca, Matt? Y luego a un grupo de chicos que no me suenan en absoluto, por lo que deben de ser A RocketToThe Moon. Tal cantidad de personas en una habitación para dos, por muy espaciosa que ésta sea no deja de ser un hecho agobiante. Vinny toma la palabra.
-Bien, ayer por la noche se dijo de ir a jugar hoy al paintball, pero no estábamos todos en la fiesta por eso lo repetimos ahora otra vez, ¿quién se apunta?
Jack, Alex, Ryan y todo el “all-time-crew” presente levantan la mano inmediatamente, Cassadee  también lo hace y todo Hey Monday la imita. A Rocket to the Moon también parece tener ganas de ametrallarse a pintura. Yo miro a Zack quien parece abstenerse de paintball y se cruza de brazos, yo me guardo las manos en los bolsillos resistiendo la tentación. Vinny fija su atención también en él.
-Zack, tío, vente. Estamos grabando el DVD, van a grabar un poco en el paintball.
-Ni hablar, para un día que vamos a estar en LA, ya dije que me iría a surfear.
-Pero es por los fans…
-Me da igual, ya me los llevé el otro día a hacer fotos.
-Zack, colega,- Alex se gira para hablar con él directamente y nuestra presencia se hace evidente…- ¡Melanie, Jake! ¿Qué hacéis aquí?
Ambos le sonreímos, pero yo no agradezco en absoluto todas las miradas que estoy recibiendo por su comentario.
-¡Me pido a los Armstrongs en mi equipo!- Grita Alex levantando la mano y mirando a su alrededor como en una subasta, alerta por si es contradicho, y, de hecho, la mirada de Zack le contradice y mucho… -¿Solo a Jake?- susurra Alex.
El ambiente de la sala se vuelve un tanto tenso mientras Zack se piensa su contestación. Por suerte, el bueno de Evan interviene:
-Chicos, yo creo que da tiempo a las dos cosas, podemos ir un rato a la playa y después, los que queramos ir al paintball, nos vamos.
Todos aplauden la idea de Evan y un pensamiento de agradecimiento le tiene a él como destinatario en mi mente.
Tenemos la suerte de encontrarnos en un buen hotel de Los Ángeles, esto es, hotel de playa y es que hay una salida secretasoloparahuéspedes que da a una playa casi privada. Zack está más animado y una tabla de surf parece hacerle más feliz que una tiza a un tonto. Los demás nos distribuimos por la arena. Me sitúo cerca de Alex, por ser el único, con excepción de Jack y Rian, que conozco. Jake se sienta a mi lado. Mi vista ya no alcanza a ver a Zack, tal y como me prometió: me ha llevado a surfear.
Jake y yo nos habíamos sumergido en una de nuestras conversaciones cuando una voz masculina propone ir a jugar al fútbol, mi hermano salta enseguida entusiasmado.
-¿Desde cuándo te gusta a ti el fútbol?
-Esto es América, Mel, se da por sentado.
En seguida, Alex lo reclama para su equipo junto a Evan, me ofrecen un puesto en alguno de los equipos que rechazo amablemente:
-Cuando sepáis jugar al fútbol auténtico, quizás juegue…
-Ooohhh, ¡que alguien la mate!- Me dice Jack mientras rebana su cuello con el dedo y me señala.
La mayoría se levantan para jugar y soy de las pocas que se quedan en la arena puesto que ni siquiera llevo bañador: no entraba en mis planes llevar traje de baño para un concierto, a diferencia de mi amiga Mpi, que es por ello mundialmente conocida.
Pero hay otra persona más a mi lado que no está demasiado interesada por el futbol ni por el mar, es uno de los chicos desconocidos, no por mucho más tiempo. Antes de que la situación se vuelva incómoda, suelto mi primer comentario.
-Me gusta tu sombrero.
Son una de mis prendas fetiches, los gorros.
-Gracias,- responde con una sonrisa.- ¿Melanie, verdad?
-Sí.
-Soy Nick.

miércoles, 23 de febrero de 2011

Capítulo 42


¿Acaso piensa papá investigar a la banda? Miedo me da lo que pueda averiguar, aunque definitivamente, papá era así de joven, o peor…
El domingo por la mañana me levanto descansada y me dirijo con seguridad al sobre de Zack. Lo guardo en uno de los cajones interiores del armario, debajo de un montón de ropa de invierno que aún no he tenido la posibilidad de usar en California. Recojo el sobre y resisto la tentación de volver a leer su carta; junto a ella se encuentra el papel donde en su día me firmó Tom. Me empano  mirándolo hasta que recuerdo el propósito principal del madrugón de este domingo: concierto de All Time Low.
Encuentro las entradas sin problema y voy en busca de mi hermano que sigue en la cama, mala señal, si yo tiendo a la tardanza, él vive prácticamente en ella. Abro las ventanas de su cuarto y grito su nombre varias veces. Él se remueve en su cama.
-Melanie… es domingo.
-Bonita excusa… mira la mía: ¡Concierto, Zack, LA! ¿Recuerdas?
Jake se despierta de golpe y se sienta en la cama.
Mierda!- Me mira preocupado.- Me he dormido ¿a qué hora sale el vuelo?
Le devuelvo la mirada de preocupación.
-¿Vuelo? Yo no he reservado ningún vuelo ¿y tú?
-Pensé que lo habría hecho Zack.
En este momento echo de menos la capacidad de organización de Airin, para ella, esto no supondría un problema; de hecho, probablemente se hubiera despertado ya en Los Ángeles, Airin y su sexto sentido para organizar viajes… Bien… ¿qué haría ella?  Como no tengo muy clara la respuesta abandono a Jake para que comience a arreglarse y me dirijo a mi portátil.
Por el pasillo me choco con Billie, embutido en un chándal Nike de tiempos prehistóricos, papá siempre presumiendo de estatus social de la mejor manera. Me saluda con la mirada y me pregunta qué hago todavía aquí. Entrecierro los ojos ante la ironía de su pregunta.
-¿Qué qué hago aquí? ¿Tú qué crees? Buscar un medio para salir de aquí.
Él pone cara de concentración como si no lo entendiera.
-¿Quieres que te lleve?- Me dice aún confundido.
Y una ducha de alivio cae desde lo más alto del techo de la casa. Se lo agradezco y le meto prisa a Jake, estoy acelerada, ni si quiera desayuno, no tengo otra opción si lo hago vomitaría.
Una vez dentro del coche saco mi Iphone para llamar a Zack e informarle de que ya estamos de camino. Lo que no había pensado y estoy pensando ahora mientras suenan los toques de teléfono es qué hará papá cuándo vea a Zack, qué tensa situación. Oigo su voz contestando mi nombre, suspiro.
-¡Hola! Ya estamos yendo.
-Genial ¿Cuánto os queda? ¿Queréis que vaya a esperaros a algún sitio?
-Pues… ¿dónde estás tú?
-En el hotel.
-¿A sí? ¿En el hotel? Qué bien, “el hotel” voy a poner esa dirección en el GPS a ver dónde aparecemos.
-Me encanta tu voz cuando te pones sarcástica, pierdes el acento.
-No intentes despistarme, o no llegaré al famoso hotel en la vida.
-Llegarás aquí si es aquí a dónde quieres llegar.
-¿Ahora también te pagan por componer letras para la banda?
-Umm otra vez ese tono.- Finge dolor.
-¿Vas en coche?
Mi boca está apunto de disparar otra nota irónica a Zack, “voy en globo aerostático”; pero decido que es mejor la tregua por ahora.
-Sí.
-Bien.- Comienza una serie de explicaciones de autopistas/números/carreteras que no entiendo y me dedico a mirar por la ventanilla esperando que termine. Oigo silencio a través del teléfono.
-Entiendo.- Respondo al fin confiando que su explicación haya terminado.
-Vale bueno, pues cuando estés ahí…
-¿Dónde?
-Argg… ¡Te lo acabo de decir! Eres imposible, cuando te vea recuérdame por qué… bueno mira déjalo… ¿Está Jacob por ahí?
-Yep.
-Pásamelo.
Su voz rendida me hace sentirme culpable, pero la situación sigue siendo divertida; en todo caso, le paso el teléfono a Jake, quien presta más atención y tras colgar le da las indicaciones a papá.
Finalmente, Billie nos despide desde el coche y nosotros desde la acera, no es una despedida muy emotiva, apenas es despedida: un leve asentimiento de cabeza por parte de todos los participantes confirma la ausencia paterna para el día de hoy. Sonrío a Jacob quien me devuelve el presente, pero ampliado y nos encaminamos al hotel.
Hay algunas pocas fans aquí y allá, pululando por la entrada y los alrededores, pero nada preocupante. Hoy es uno de esos pocos días que la banda tiene permitido pernoctar en hotel ¿la razón? Simple: esto es LA, señores.
Bolsa en mando iniciamos lo que será el mejor domingo del mundo terrenal. Vestíbulo del hotel alcanzado. Siento como varias miradas se posan en nosotros, pero no todas son tan especiales como la mirada verdosa y emocionada de Zack, se levanta del sofá y anda (corre) hasta nosotros, tarea que yo también imito.
Nos fundimos en un abrazo que promete el paraíso, no decimos nada, cualquier palabra o frase sonaría banal y demasiado terrenal en este momento. Me pongo de puntillas y encajo mi rostro entre su hombro y su cuello, creo firmemente que ese hueco ha sido prediseñado por Dios y por eso encajamos como un puzle perfecto. No sé cuánto tiempo estamos así, considero que los segundos adecuados, los minutos esperados y el tiempo perfecto.
Finalmente nos separamos, pero no es suficiente para que decida volver a la vida física: paseo por su mirada, nadando en su sonrisa hasta que él coge mi rostro suavemente y me besa cariñosa y castamente.
-Por fin…- susurra él apoyando su frente en la mía.
Ante la falta de aire, solo me acerco a emitir una leve pero emocionada sonrisa.
Busco a Jacob, está detrás nuestro, un tanto incómodo pero sonríe y saluda a Zack con ánimos renovados. Me doy cuenta de que no solo lleva su bolsa, también mi mochila está en sus manos, no sé en qué momento exactamente la dejé caer, la recojo de brazos de mi hermano con una mirada de disculpa.
-Venid.- Zack me coge de la mano y nos guía hasta los ascensores.- Tenemos la décima planta entera solo para nosotros.
Con “nosotros” supongo que se refiere a toda la banda. Pero al llegar al décimo destino descubro que mi hipótesis es errónea: la planta es de toda la banda, sí, sumándole el crew y sumándole las otras bandas, teloneras o no, del tour (mírese: HeyMonday, We The Kings y A Rocket to the Moon)
Aterrizar en el pasillo ya es de por sí una locura: se oyen gritos procedentes de casi todas las habitaciones, también reconozco a algunas caras corriendo de una habitación a otra, veo a Alex salir de su habitación dejando la puerta abierta para ir corriendo hacia otra puerta, llamar e irse corriendo de nuevo a su refugio. Pongo los ojos en blanco, menudo crío. De la puerta sale un Travis muy cabreado: lleva una toalla atada a la cintura y sus pelos serían la envidia de Simba y de toda su estirpe. Va corriendo hasta la habitación de la que ha salido Alex.
-¡Barakat, como te pille estás muerto!
Es Jack quien abre la puerta esta vez para confesarse inocente y delatar a su compañero de cuarto.
Alex!- Grita esta vez y éste se asoma con cara inocente por la puerta.- Nada cariño, tú haz lo que quieras con mi puerta.
-Gracias, Travis, te desposaré en breves.
-De eso nada- interviene Jack- Alex es mío hoy.
Zack suspira a mi lado.
-Y así todos los días…- Me río, parece divertido- aunque pierde la gracia cuando Jack está borracho y se pone a dar volteretas desnudo

viernes, 18 de febrero de 2011

Cpítulo 41

Salgo de su habitación con lágrimas bajando libre y tranquilamente por mis mejillas. Me encierro entre las sábanas de mi cama y por fin abro la carta.


Melanie!


How’s going?


OMG I’m sure you would love all the things that we are visiting, the cities are awesome, Mel! Today we have the gig in Oklahoma City, OK!! Sounds right, doesn’t it? I’m having fun with the guys; they are so fucking crazy… I think Rian needs no to follow Jagk’s example but he does. Jack needs sex, you know, he must stop raping me! And Alex, well Alex misses his mom, he doesn’t realize but we know he needs her and he’s always at the phone… so embarrassing … Well we have been separated till one month, and I have been missing you since that moment. It sounds actually corny, I know… Anyway we’re having a gig in LA on Sunday and I have thought you could come… I send you the tickets w/ the letter (they’re into the packet, look for them!) There are two so you can go w/ Jacob or the other thing that lives with you I don’t remember its name very well (josue? Joshy?) I love you so much little girl and I see you every night in my dreams (corny again?) but it’s true it’s the one way to remind me how you are… blue eyes right? Haha no! Blackish-chocolate-brown eyes!! No more to say, Mel. Call me when you know something about the LA gig ok?


See you tonight!

Ahora lloro más que antes, sí, es cierto que ha sido cursi y muy extraño en él, pero eso lo hace más especial. Maldito Zack, me ha hecho llorar, me limpio los ojos con el dorso de la mano y busco las entradas en el sobre. Los Ángeles, debería ir… pero no entiendo por qué él no me preguntó nada cuando hablamos por teléfono en Hawaii, para esas fechas la carta ya estaba en casa, Joseph me lo ha dicho. Decido salir de dudas, cojo mi iPhone y aún desde debajo de las sábanas le llamo. Hay buena cobertura aquí, California para eso es especial.

-¡Melanie!


-Hola, Zack.


-Tienes voz llorosa.- ¿Voz llorosa? ¿Cómo lo sabe? Maldito Zack. Le dedico una carcajada.

-Acabo de leer tu carta.


-¿En Hawaii?


-No, tonto. Ya hemos vuelto. Tuvimos problemas…


-¿Detuvieron a Joseph?


-No… pero no porque no se lo merezca.


-¿Qué ha pasado?

Le cuento el problema de la carta y además, las aventuras de Hawaii.

-Bueno yo no te pregunté nada cuando te llamé porque pensé que no la habrías leído aún.


-Josh la había escondido.


-Es imbécil.


-De todos modos, tendré que hablar con él.


-Claro… pero al concierto ¿irás con Jake no?


-Por supuesto.


-Oks me tengo que ir, Melanie. ¿Nos vemos el domingo entonces en LA?


-O esta noche en tus sueños.- Me burlo.

Él se ríe.

-Qué cursi eres. Hasta esta noche.

Decido que quiero desconectar por un tiempo de Joseph y de sus problemas mentales. Quizás me venga bien hablar con papá de esto, Jake también es muy buen confesor, pero él no puede ser imparcial en este partido, o más bien en este penalti injusto que Josh acaba de tirar.

Busco a papá por la casa y oigo su voz junto a la de Adrienne, proviene del salón. Entro cautelosamente tras pensármelo dos veces: finalmente decido que no me importa que Adrienne también lo sepa. Lo que yo no sé es que esa conversación cambiará por completo toda mi historia en América.

-Hola.


-Hombre, ¡hola futura universitaria!- Saluda Billie Joe descruzando las piernas y quitándole el brazo de encima de los hombros a Adrienne.

-Hablando de universidades, tendrás que llevar los papeles ya ¿no?- Apunta Adrienne.

-Los enviaremos por correo, tampoco hace falta ir.

Y comienza una conversación de a dos en la que, por supuesto, solo soy una simple espectadora.

-¿Cómo que no hace falta ir? Pero si está aquí al lado, no seas vago.


-¿Aquí al lado? Si con aquí al lado te refieres a siete horas, sí, está aquí al lado.


-¡Solo es media hora de aquí al Golden West College!


-¿Golden West College?

Veo como Billie se incorpora y deja de mirar la tele distraídamente para mirar a los ojos a Adrienne contrariado. Yo tomo asiento, parece que esto va para largo.

-¿Cómo que el Golden College?- Repite mi padre.

-¿Qué le pasa?


-Adrienne…- me mira incómodo y luego baja la voz- dijimos que Melanie tendría las mismas opciones que Joseph y Jacob.

-Pero Billie, pensé que esa universidad era mejor para ella.


-¡Nuestros hijos van a ir a Stanford!


-Cariño, sabes lo que significaría Stanford para ella, quizá ella no esté preparada.

¿Qué significaría Stanford para mí?

-Tonterías, irá a Stanford, la semana que viene iremos a solucionarlo todo.


-No creo que sea lo correcto, Billie.


-Pero es lo justo.


-Quizás debas poner en orden tus prioridades.

Me asusta saber que están subiendo el tono de voz y no ayuda el hecho de que no sé cómo intervenir, si lo hago, tendré que ponerme de parte de alguno de los dos lo que significa: llevarle la contraria al otro. Como una cobarde, sigo escuchando.

-Mira, Adrienne, Melanie tendrá lo que Josh y Jake, pensaba que esto ya había quedado claro cuando lo hablamos, además podemos permitírnoslo, no entiendo por qué te opones.


-¡No estoy hablando de dinero! ¡Por supuesto que podemos permitírnoslo! Estoy hablando de su educación, ¿no has pensado que quizás sea mejor para ella un ambiente sin presión? Piensa que no está acostumbrada a llevar su… su… nivel de vida…- Hace una pausa bajando la mirada avergonzada, me encojo de hombros para intentar darle a entender que no me ha ofendido.

-¿Y por ese motivo no puede ir a una universidad privada?


-Primero, no es solo por eso y lo sabes. Segundo, no es privada.


-Pero no está matriculada como sus hermanos, nos tocará pagar como si lo fuera.


-El Golden College está más cerca de casa, no tendrá necesidad de mudarse.


-Adrienne, ya es mayorcita, no creo que la eches de menos


-¿Por qué? ¿Por qué no es mi hija? ¿Solo puedes decidir tú sobre qué es lo mejor para su educación? Esto no funciona así, Billie, y también lo dejamos claro: no actuaré como su madre a veces y como una desconocida otras.

Han sido unas palabras muy bonitas por parte de Adrienne y me alegra haberlas oído, le sonrío agradecida, pero ella no me mira, sigue contrariando a mi padre. Siento que ya es hora de intervenir, probablemente ellos no se hayan dado cuenta de que estoy ahí, razón de más por la que deben parar.

-Estoy aquí.- Ambos se giran algo avergonzados.

-Esto… Melanie… quizá sea mejor que subas a tu cuarto…- Comenta Billie con un tono de voz tan bajo que nunca pensé que podría llegar a ponerlo después de los gritos de antes.

-O quizá sea mejor que decida qué hacer yo con mi vida.- Remarco el “yo”.

Los dos se miran, al parecer, era una opción que ninguno había contemplado, sé que piensan que, por ser extranjera no sabré elegir, pero están equivocados, para algo tengo un portátil con conexión a internet en mi habitación: para investigar; y para algo tengo conocidos en California que también son recién llegados (Jake o Zack): para informarme.

-Pero, Melanie, tú no conoces bien esto…- Añade Adrienne.

-Ya pero puedo estudiarme qué ofrece cada universidad y decidir… ¿no?


-Será lo mejor.

Bien, Adrienne ya está convencida, ahora queda papá. Él tarda bastante más, busca con el ceño fruncido un motivo con el que contrariarme.

-En cualquier caso, me gustaría que vieras ambas universidades antes de decidirte. El Golden West College ya lo has visto, la semana que viene iremos a Stanford.

Adrienne da un suspiro, como si esa última frase hubiera sido su derrota.

-Jake, ¿vendrás conmigo a Los Ángeles?


-Claro.

Claro, esa es su respuesta. Simple, rápida; me sonríe desde el otro lado de la mesa. Estamos toda la familia comiendo y no he encontrado mejor momento para comunicarles mi viaje a LA para acudir al concierto de All Time Low. Joseph no ha levantado su mirada hacia mí en ningún momento y Jake acaba de bajar de su cuarto, ni siquiera se ha enterado de qué trataba este viaje y ha aceptado sin dudarlo, sin preguntar motivo y sin preocuparse de detalles.

-Tengo ganas de ver a los chicos.- Comento

-¿Cuándo podré… mos conocerle?- Pregunta Billie algo distraído.

-Pues… quizá cuando termine la gira…- Intento retrasar ese momento el máximo posible para que el dolor sea el mínimo.

-¿Cuándo es eso? ¿Al año que viene?


-Papá aún estamos en septiembre, queda mucho para el año que viene.- Por primera vez interviene Joseph en la conversación.- Acaban la gira en diciembre.

-Genial un invitado más en las comidas navideñas.

Nunca me imaginé a Billie preocupándose por su yerno, principalmente porque nunca pensé que llegaría el momento en el que tuviera que enfrentarse a ello. Se llevarán bien, me aseguro a mí misma: dicen que una mentira, repetida muchas veces, se convierte en realidad.

Jake parece divertido con la conversación, Joseph sigue en su mundo, sin preocuparse por nada o quizá demasiado incómodo para ello; la verdad es que yo mezclo los sentimientos de ambos hermanos: me divierte y me incomoda la situación a la vez. Adrienne, por su parte va acorde con Billie en todas las emociones.

-Entonces… All Time Low ¿no?

Esa última pregunta de Billie acaba produciéndome la risa, risa que acabo contagiándole a Jacob y finalmente a Adrienne. Es esta última la que acaba por responder.

-Sí, cariño, sí, All Time Low.

viernes, 11 de febrero de 2011

Inciso

Bueno, he aquí el no-capi xD Ya os dije a ambas, fieles lectoras, que no tiene nada que ver con la historia de Melanie, simplemente salió, fue plasmado y me apetecía enseñároslo. Espero que os guste y no echéis demasiado de menos a Melanie, she'll be back soon! :)



Me despierto y él es lo primero que siento. Mis pestañas rozan suavemente su piel, mi nariz palpa su olor, aspiro el aire por la boca para poder beberme su aroma, gracias. Consigo abrir los ojos después de parpadear salvajemente para que se acostumbren a la claridad de la temprana realidad.


Apoyada en su pecho solo consigo ver las sábanas protectoras del frío y conservadoras de nuestro calor, las cortinas casi transparentes me tientan con un día soleado y lleno de vida, desde esta posición puedo ver el cielo, juraría que sonriendo, gracias.

Me incorporo lentamente para tener una perspectiva de lo realmente bello de esta mañana. Él está dormido todavía, respira muy lentamente, rozando la quietud; tiene la cabeza ligeramente girada hacia la ventana, como ansiando el sol que en estos momentos le ilumina el rostro y amenaza con despertarle. Sus labios entreabiertos suspiran deseos de eternidad que intento atrapar con cada respiración. Tiene el brazo izquierdo bajo de la almohada, en el lugar donde yo he dormido, el otro reposa en su vientre desnudo, bailando al compás de éste. Y luego está su tatuaje, EL tatuaje, lo repaso con mi dedo índice deteniéndome en cada detalle, reviviendo cada curva y escuchando cada letra, está situado justo en el centro de su pecho, bajo el cuello; el mensaje “All you need is love”, en algún momento de la noche hice mi aportación y continué con el tatuaje escribiendo “and all I need is you” con rotulador. Gracias por esta perspectiva de él.

Tras mi detallada observación, decido que todo es correcto y como debe ser en una mañana de domingo, me levanto. Secuestro su vieja camiseta de Superman que lleva abandonada en la silla del escritorio desde tiempos prehistóricos, en realidad desde ayer, pero ayer ya parece tan lejano… Gracias. Resulta una supercamiseta, más que suficiente.

Mi mirada se detiene en el escritorio: una cámara polaroid me devuelve una mirada majestuosa, una de sus pasiones es la fotografía, me extraña la presencia de esta cámara ahí: cuando salimos anoche llevó una simple cámara digital. Localizó a esta última a los pies de la cama.

Me pongo cómoda en el diminuto, pero inspirador sofá que me ofrece sus servicios desde el otro extremo de la habitación. Escucho atentamente la historia que las fotos me narran conforme voy examinándolas: nuestra historia, la historia de nuestra noche de ayer… Todos de gala estábamos guapísimos, la cena fue con sus compañeros de clase, personas realmente divinas, en un restaurante del centro; más tarde tuvimos la fiesta en una sala de los mejores hoteles de la ciudad: una auténtica mansión sufrió nuestros métodos de diversión más extremos, en la fiesta estuvieron sus mejores amigos y agradecí ver caras conocidas entre tanta mirada de superioridad.

Llego de nuevo a la primera foto y, aunque no me importaría revivir las fotos hasta haberlas memorizado, apago la cámara y la deposito en el escritorio, junto a la polaroid.

Salgo de su cuarto y paseo por el apartamento… quizás “paseo” es una palabra demasiado fina para el momento”, más bien ando por el pequeño piso que es su apartamento y que a duras penas puede pagar: su escaso sueldo no le permite lujos. Se gana la vida tocando por las noches en algunos pubs con su grupo (sus mejores amigos). Agradezco que sea así, me encanta que viva por, para y de la música, que alimente su espíritu de acordes y que pierda el sueño con cada canción inacabada.

En apenas tres pasos me sitúo en la cocina. Hay que coordinar las puertas para poder pasar del salón a la cocina, pero una vez conoces el truco lo haces involuntariamente. Abro el refrigerador; la comida sana no hace demasiado acto de presencia, es más, la comida en general brilla por su ausencia. Me hago con el cartón de leche sin pensarlo demasiado y como siguiente paso, abro el armario de los vasos (de toda la vajilla en realidad) cojo su vaso, el vaso en el que él posa sus labios todas las mañanas al desayunar y lo sé porque es el primero que me da los buenos días nada más abrir la puertecita del armario, es el único que ha sido tantas veces fregado que ya tiembla cada vez que es usado y es el único que solo puede tocar él mismo debido a su valor emocional. El vaso pertenece al local donde dieron su primer concierto, además del lugar donde nos conocimos.

Sonrío al recordar la historia, no pude ser más estúpida, pero cada día doy las gracias por mi estupidez. Era la primera vez que mis amigas y yo íbamos a ese pub y su música (y ellos) nos gustaron tanto que decidimos ir a hablarles, simple, la cosa se complicó después cuando le comenté que convencía todas las noches a mis amigas para ir a ese mismo lugar y poder verle tocar, entonces él me dio las gracias por encontrar a su hermano gemelo, y es que no solo nosotras estrenábamos el pub, también era la primera vez que ellos tocaban allí. Como disculpa me ofrecí a llevarles los instrumentos al próximo lugar en el que tocaran, él decidió que aquello compensaba mi metedura de pata. Tras dos largas horas demostrándole que no solo podía fastidiar el momento una vez sino muchas más me dijo que el próximo lugar en el que quería tocar era mi casa. Tuve que llevarme su guitarra, la de su compañero, el bajo y los platillos de la batería a casa, agradecí tener a mis amigas allí para ayudarme. Al día siguiente volvió a recogerlos y desde entonces, hasta hoy.

Acudo al único sillón del apartamento que está en el salón. Me siento con las piernas cruzadas para evitar el contacto de mis pies desnudos con el suelo, mantengo el vaso de leche entre mis manos. Es un cómodo sillón tan desgastado y con un tapizado tan victoriano que pasaría por una pieza de museo y es que, en realidad, todo su salón es una pieza de museo: un mueble estantería preside el cuarto, de madera de roble ya envejecida, los libros se amontonan en ella empolvados y desencuadernados pero magníficos, no hay televisión, la vendió hace algunos meses; sin embargo, aún mantiene lo que probablemente sea el aparato más caro de la casa: el reproductor de discos de vinilo, su más preciado bien después de las guitarras, el reproductor se yergue desde una pequeña mesita al lado del sillón, bien cerca del oído humano, los discos de vinilo se reparten por toda la sala, aparecen allí donde la vista alcanza y donde el mínimo espacio les permite, ni siquiera tiene mp3 en su vida, a veces me pregunto si realmente pertenece a esta época… Gracias por la respuesta negativa. Un cuaderno reclama mi atención, es su cuaderno de canciones, sin poder ni querer evitarlo lo recojo del suelo, paso las hojas y escucho cada sonido, cada canción en el crujir del papel, llegó a la última página, ha escrito en mayúsculas el título de la canción y todos los acordes, pero tan solo aparece la letra del estribillo, el resto está vacío, huecos con un sonido mudo; el título: BABY BLUE EYES, sonrío, obviamente no está inspirada en mí quizás en su madre o en alguna de sus mejores amigas, cojo un bolígrafo y comienzo con lo que mejor se me da: escribir, me inspiro en él, en sus ojos azules y en todo lo que representan para mí. Hago un buen trabajo, lo suficientemente bueno para dejar el cuaderno en la mesa con la esperanza de que lo vea al levantarse.

Tras limpiar el vaso y depositarlo con mucho mimo en su trono me dirijo al baño, al apartar la puerta de la cocina el calendario oscila peligrosamente y acaba ladeado, cierro la puerta y lo coloco con suavidad correctamente. El calendario es un buen resumen de lo que es y será su vida, estudio con curiosidad cada cita, en el día de ayer alguien ha escrito encima, de su puño y letra leo: ”Graduación”; sin embargo, alguno de sus amigos ha puesto: “Nada de drogas, hoy sexo y Rock ‘nd Roll”; creo saber cuál de ellos ha sido; me río con su sentido del humor; he de confesar que fue en su amigo en quien primero me fijé, aun así tengo el mejor criterio del mundo, gracias. Tiene otra nota apuntada para dentro de tres días: “Médico, 12:00”; me entristece, acompaña a su madre al médico cada seis meses para unas revisiones ordinarias, hace tres años le diagnosticaron cáncer; sin embargo, tras la operación todo mejoró. Por mucho que duela, es algo que le ha hecho mucho bien a él: pensaba dejar los estudios y su madre peleaba con él día sí y día también: ayer se graduó; además aprobó el carnet de conducir para poder acompañar a su madre cuando su padre trabajara, incluso se compró un coche que le ayudo a limpiar cada domingo, no falta mucho tiempo para tu ducha, pequeño. Ya que me siento parte de su vida también, decido añadir un pedacito de mí al calendario, levanto las hojas de los meses al azar: octubre, no tiene ninguna nota a excepción de algún cumpleaños, cojo un rotulador y escribo en un día al azar lo primero que me viene a la mente, una vez escrito me separo unos centímetros del calendario para observar mi mensaje, ladeo la cabeza y asiento, comentario aprobado; el texto, una simple palabra pero una dura obligación: SONRÍE =). Por simple curiosidad decido ver cómo ha decorado (si lo ha hecho) el día de mi cumpleaños, paso las hojas hasta encontrar ese pequeño cuadradito del mes de diciembre, está vacío; sin embargo, justo en el hueco de arriba, una semana antes ha escrito: “Buscar regalo” y en el día siguiente: “Comprar regalo”, en el siguiente, él mismo ha vuelto a escribir: “Cambiar regalo por uno mejor”, no puedo evitar soltar una silenciosa carcajada, destapo de nuevo el rotulador y tacho con una equis cada orden que él mismo se ha impuesto y escribo en el hueco de mi nacimiento: “Concierto privado”. En todo el tiempo que llevamos juntos jamás me ha dedicado una nota, ni siquiera una canción cuando estamos solos, me lo debe.

Necesito despeinarme, anoche ni siquiera me quité los adornos del pelo, por lo que sigo excesivamente peinada alboroto mi cabello y divago en la estancia más íntima de la casa. De nuevo un detalle consigue sorprenderme: hay un cepillo de dientes, uno nuevo que se encuentra aún en su envoltorio, tal y como me prometió en su día: ha comprado un cepillo solo para cuando me quedase a dormir y es que no es la primera vez que uso su cama como protección de la realidad, pero sí es la primera vez que él está presente en el refugio, la primera vez que pasé la noche allí me había escapado de casa, no soy una persona problemática: vivo con mis padres, estudio en la universidad, hago deporte, aprendo idiomas y tengo a las mejores personas del mundo a mi alrededor. Gracias. Lo utilizo como si se tratara de oro. Me miro en el espejo y un alegre reflejo me presenta una dulce sonrisa con ojos aún brillantes, gracias.

Vuelvo a su cuarto, él sigue igual que cuando me fui, tiene un increíble don para eso, su tranquilidad promete el descanso eterno. No me atrevo a romper el encanto y me paseo por la habitación en busca de algo que analizar. El cuarto es en sí una obra de arte, podría pasarme horas allí entre recuerdos que flotan en el aire, notas que empapan las paredes y objetos que huelen a belleza.

Creo que el corcho que se alza enfrente del escritorio es la pieza más perfecta, apenas cabe una chincheta más, las fotografías de la polaroid ocupan todo el espacio permisible, cada cual más bonita que la anterior. Todas las fotografías tienen una historia detrás, una digna de novela. Están sus padres, su familia, su yo joven, sus amigos, sus compañeros, su primera guitarra, sus viajes… Una de las fotografías me impresiona, en el sentido más maravilloso de la palabra: soy yo, es la única imagen en la que salgo sola, estoy en su cama, sentada con las piernas cruzadas sobre las sábanas, de perfil a la cámara y mirando por la ventana, una noche apenas estrellada posa en todo su esplendor tras el cristal, en la habitación todo está oscuro salvo por una pequeña lamparita que se encuentra sobre una pila de libros y proyecta mi sombra más allá del cielo. Es preciosa, ni siquiera me di cuenta de cuándo la hizo. Gracias, sé que fue anoche: ahora mismo llevo la misma camiseta y eso explicaría por qué la polaroid se encontraba sobre el escritorio y no en su madriguera. Hay una foto que hice yo: mi hermano pequeño está en sus brazos y él sonríe mientras le saca la lengua, descuelgo la foto con mucho cuidado, los hombres de mi vida deben estar en mi vida ¿no? Así que extiendo la fotografía sobre mis cosas que están en el escritorio.

Le noto cambiar de posición en la cama, hacia mi lado, respondo a esa llamada involuntaria y acudo voluntariamente a la cama de nuevo. El colchón cruje mientras le busco entre las sábanas, al fin mi búsqueda da resultado: beso sus labios suavemente y su respuesta es casi automática. Finalmente reposa su cabeza suavemente sobre mi pecho y rodea mi cintura con los brazos. Cierro los ojos, él los abre. Gracias.


sábado, 29 de enero de 2011

Capítulo 40

El resto del vuelo transcurre tranquilo, llegamos cuando la noche posa con todo su esplendor, los chicos se han dormido prácticamente en la misma posición, les hago una foto antes de que Adrienne rompa el encanto y los despierte. Es la primera foto que tengo de ellos, después de cuatro meses en USA. La mayoría de las fotos de estas vacaciones son de Jacob con sus padres en el parque de agua, Joseph y yo apenas hicimos fotos de nuestras salidas.


Oh sweet home California! Las vacaciones no me han dado todo lo que esperaba de ellas, pero aún así, le agradezco a Hawaii el haberme dado la oportunidad de conocer más a Joseph y unirme más a Jacob.

Sale el sol, me siento la cama, me pongo mis zapatillas, me levanto, ando hasta el baño, cierro la puerta, me desnudo, entro en la ducha, salgo, me visto, y bajo a desayunar, todo normal en un día corriente hasta que entro en la cocina. Allí están Billie y Adrienne charlando tranquilamente ¿sigue pareciendo normal, verdad? Pero justo al verme pasar por su lado se silencian con las miradas. Si pasas al lado de dos personas y se callan solo puede significar dos cosas a mi entender: te están criticando, están criticando a alguien que conoces.

-¿Qué ocurre?- Pregunto con miedo. Ellos se miran y, ante la falta de iniciativa de mi padre, Adrienne se levanta y coge un sobre de la encimera, uno muy grande, uno de color marrón, uno que susurra mi nombre.

-Melanie, esto es tuyo.

Efectivamente, lleva mi nombre en una etiqueta pegada al dorso junto con el símbolo de California.

-¿Qué es?-Pregunto.

Como si fuera a averiguarlo más rápidamente que ellos formulando esa pregunta.

-Ábrelo.- Me anima Billie con una sonrisa de oreja a oreja.

Despego el papel lentamente, rasgándolo con cuidado por la solapa. Ahí vamos. Creo saber de qué se trata antes de sacar el primer folio: son los resultados de la prueba de admisión a la universidad. Trago aire antes de aguantar la respiración en el proceso en el que tardo en sacar los folios del sobre. Cierro los ojos, respiro, los abro… Apta.

-He aprobado…- susurro aliviada.

Ellos parecen aliviarse también. Mi padre me aprieta el hombro con su mano, orgulloso, creo. Sonrío.

-Enhorabuena, Melanie.- Salta una voz desde detrás de la encimera. ¿Cuánto tiempo lleva ahí?

-Gracias Josh, buenos días a ti también.


-Por cierto, papá, he decidido que voy a aprobar matemáticas.

Aquella conversación que todos tuvimos con papá una noche vuelve de nuevo a mi mente, Billie le prometió un bonito premio si aprobaba la asignatura que tiene clavada en el alma.

-Luego hablamos.- Corta Billie.

No me entretengo más allí, ni siquiera desayuno, como era el propósito principal de la mañana, subo directamente a la habitación de Jacob y entro directamente. Me sorprende verlo tumbado en la cama, despierto y mirando el techo pensativo, resulta raro en Jake.

-¡He aprobado!


-¡Enhorabuena, Mel! Lo sabía.


-¿Ocurre algo, Jake?


-Mmm no… nada grave por el momento.- Entro y cierro la puerta.- Hoy parece que va a ser uno de esos días en los que apetece llorar.

Mi hermano mira por la ventana, es cierto, está nublado y eso, en California, puede ser motivo de llanto para muchos pero creo que Jacob se siente mal por un motivo diferente.

-¿Aún le das vueltas a lo de Hawaii?


-No, la cagué, punto. Pero… jo, Mel… te lo tengo que preguntar o no me sentiré bien.


-Claro, dime.


-Y sé sincera, porfa.


-Siempre, Jake.


-Verás, no consigo acordarme muy bien de… bueno, de la noche… pero creo que en algún momento hablamos ¿no?


-Sí.


-¿Qué te dije?


-Pues…- finjo que estoy recordando para intentar decidir qué debería decirle, si me pregunta esto tan preocupado solo puede ser por un motivo: no quería decirme lo que me dijo- me pediste que te llevara a España, creo.

Por una parte, me siento mal por mentirle (mejor dicho, por ocultarle información), pero pienso que en el fondo se sentirá mejor así, si decide contarme algo, que sea por propia voluntad y no por la de una mala noche.

-¿Te lo pedí… por algún motivo… o algo?


-Mmm no… surgió sin más.- Intento que mi voz suene lo más desinteresada posible.- ¿Te preocupa haber dicho algo malo?


-Sí, la verdad es que sí, bastante, no fue mi mejor noche.


-Solo me dijiste eso y que el camarero tenía pinta de asalta cunas.

Ambos nos reímos, puedo ver a Jacob más relajado.

-De todos modos, Jake, puedes contarme lo que quieras.


-Tú también lo sabes ¿no? Porque a veces pienso que no soy lo suficiente bueno para guardar tu secreto…

-¿Se trata de un intercambio? ¿Es eso?- Pregunto algo molesta, no con Jake, si no con la situación, a mi me encantaría poder contárselo pero su forma de verme podría cambiar totalmente, lo que me da que pensar ¿y si fuera eso lo que le ocurre a él también?

-No… pero me estás pidiendo que confíe en ti, cuando tú no confías en mí…


-Jacob Amrstrong que te quede bien claro, eres la única persona aquí a quien le confiaría mi vida, no a Zack, no a papá y tampoco a Josh ¿de acuerdo?

Parece sorprenderle, me mira con cara de ¿indignación?

-¿Entonces?


-Dame tiempo…


-Claro. Lo mismo te digo.

Parecemos idiotas, ambos queremos soltarlo pero lo único que hacemos es pedirnos tiempo, a veces me gustaría que me atosigara un poco, que la preocupación o la simple curiosidad pudiera con sus principios morales, pero sé que Jacob no es así y lo sé porque yo soy jodidamente parecida.

Algo aparece para cortarnos el mal rollo, Joseph entra sin permiso en la habitación.

-Hola, hermano- pasea su vista por el cuarto entero para comprobar si debe saludar a alguien más y allí estoy yo- hola, persona- siempre tan agradable- tengo noticias.


-Y nosotros cerebro… fuera de mi cuarto, Josh, nadie te ha invitado.


-Pero que borde eres cuando quieres, Jake.

Estoy tentada de responder “como tú” pero eso me delataría de nuevo, apoyando el bando de Jacob así que prefiero quedarme callada.

-Es una noticia que os interesa.


-No nos…


-Déjale hablar, Jake- Sí he apoyado a Joseph y no me ha pagado, espero que merezca la pena.

-Dentro de poco… en casa… ¡habrá un nuevo miembro!


-Oh no… Que alguien avise a protección de animales, Josh quiere una mascota.- Bromea su hermano.

-Un perro, probablemente.- Sonríe Josh orgulloso.

-Lo tienes muy claro- intervengo- ¿vas a aprobar seguro?


-Sí, solo necesitaba motivación, no era esto lo que más quería pero he pensado que es un buen regalo ¿qué opináis? A papá le parece bien y mamá me ha dicho que con tal de que no entre el bicho en casa…


-Te deja entrar a ti y no deja entrar al perro, no veo la diferencia.


-Oh, Jake, crece, esa broma ha sido muy barata.

-Josh.- Digo cambiando de tema, no he tenido oportunidad de hablar con él desde nuestra discusión, quizá este sea un buen momento- ¿Crees que se debería hablar lo que pasó en Hawaii?

Nótese el efecto de la impersonalidad en la oración, espero haberla compuesto bien.

-Está todo bien, Mel, no problem.


-¿Qué pasó?- por supuesto, el rey cotilla ha de hacer su trabajo.

-Joseph se enfadó conmigo…


-Yo no me enfadé, solo me molesté.


-¡Wooh la nueva no-hermana ha conseguido algo que yo no he conseguido en 12 años de vida!


-Iros a la mierda.

Josh sale de la habitación riéndose por el comentario de Jacob. Creo que debería hablar con él, hay ciertas cosas que puedo dejar pasar sin más, pero no esto.

-Ahora vengo.

No consigo nada, Joseph sigue insistiendo en que no quiere hablar del tema, peor para él si quiere guardarse esos sentimientos, sería la primera vez que Josh no dice algo en voz alta.

En su cuarto parece nervioso, como si no le gustase que yo estuviese ahí. Sinceramente yo tampoco me encuentro muy cómoda rodeada de tanta pornografía, hard punk y oscuridad. Quizás debería salir ya.

-Oye, Mel, lo que voy a hacer ahora… va a molestarte… va a molestarte mucho…

Me impresiona su frase… abro mucho los ojos y miro a mi alrededor, asustada, llamadlo paranoia…

-¿Cómo sabes que va a molestarme?

Él no responde atraviesa su habitación y abre el último cajón de su mesita de noche. Revuelve las cosas y saca un sobre. Joseph mira el sobre, el sobre mira a Joseph y finalmente ambos me miran a mí. Me lo extiende.

-Llegó antes de que nos fuéramos a Hawaii y Adrienne lo dejó un tu escritorio…

El pequeño sobre tiene mi nombre escrito a mano con letra angulosa y pequeña pero legible e increíblemente bonita, y pienso así porque sé quién ha escrito mi nombre de esa manera…

-¿Por qué me lo quitaste?- Pregunto triste, acariciando las letras de mi nombre con los pulgares.

Josh no responde. El sobre está abierto, lo que significa que ahí está la respuesta, lo que significa que todo lo vivido con Joseph no ha significado una mierda si luego no respeta nada.

-Eres el ser más egoísta que he conocido nunca.