lunes, 28 de junio de 2010

Capítulo 17

Me despierta una alegre melodía en mitad de la noche, rectifico, la consideraría alegre si no fuera el motivo que me hace abandonar mi estado Rem, tengo ganas de estampar el maldito Iphone pero, ya que lo he cogido, lanzo una mirada soñolienta a la pantalla: Jacob. ¿Cómo puede estar llamándome a las 3:17 a.m cuando solo nos separan 6 escasos metros? Más le vale estar muriéndose o yo le daré motivos para llamar a Urgencias a esas horas…


-¡¿Qué?!- Pregunto aceptando la llamada, pero no tardo en arrepentirme: una fuerte melodía se oye de fondo, acompañada de gritos, me separo del aparato que, primero me despierta y luego me tortura, le empiezo a coger asco.- ¿Jake?


-Melanie, soy Joseph.


-¿Qué haces tú con el móvil de tu hermano?

-Eso no viene al caso, escúchame, Melanie, las cosas se están poniendo feas, ha venido la poli y…- (parte ininteligible).

-Joseph, ¿dónde estás?- No responde o no consigo oírle.

-En el baño- noto la angustia en su voz y, a pesar del ruido, creo que hasta puedo oír sus lágrimas- ¡dios mío, dónde me he metido!

-Vale, tranquilo, Joseph, no te pongas nervioso… ¡No te pongas nervioso!- Estoy histérica, en menudo lío nos acabamos de meter ambos, no pienso echarle una mano nunca más o la próxima vez que intente ayudarle con un problema acabaré en Guantánamo.

-¿Qué hago, Melanie?

Pienso rápido y estúpidamente.

-Vale, a ver, si te escondes en el baño pensarán que tienes parte de culpa. Provócate el vómito, así expulsarás el alcohol y si te preguntan diles que te han drogado.


-Dios, Melanie no estamos para tus trucos de película europea.

Europea, dice…

-Tienes razón, vale…- la música deja de sonar, alguien la ha parado.

-Joder, joder…


-¿Dónde están los polis?


-En el salón, creo y por todas las habitaciones pero al baño del tercer piso no han llegado aún… ¿qué hago, qué hago?

-Tranquilizarte, joder, me estoy poniendo nerviosa. ¿Crees que puedes llegar hasta la salida, hasta dónde te ha dejado Zack esta noche?


-No lo sé…


-Pues tienes que llegar allí. Te mandaré un taxi ¿de acuerdo?


-Vale.


-Sal echando leches de ahí ya, como te pillen estaremos jodidos los dos…


-De acuerdo, luego te veo.

Cuelgo y entro en la aplicación de internet del Iphone para buscar el número de los taxis, le indico la dirección a la operadora y luego salgo de mi habitación lentamente. Me siento en el portal a esperar a Joseph, con la alegre compañía del cantar de los grillos y una manta que me abraza acompañándome en la noche.

Por fin oigo la puerta, Joseph me recibe con una cara de alivio al verme en el portal. Está pálido, realmente lo ha pasado mal.

-Muchísimas gracias, Melanie, de verdad.

-De nada.- Le lanzo mi manta y se envuelve en ella.- Pero el móvil de Jacob se lo devuelves y págale lo que le hayas gastado de la factura.

Asiente y entramos juntos de nuevo en el paraíso que es la protección del calor del hogar.

A la mañana siguiente, descubro que Jacob ha recuperado su móvil, pero no solo eso. Mientras desayunábamos Adrienne, Joseph y yo apareció sonriente en la cocina.

-Mamá, ya soy mayor para que me vayas dejando regalos en la almohada.- Comunica mostrando un billete de 50$ a todos, Joseph ha sido un poco excesivo en las facturas ajenas.

-Yo no te he dejado nada, cariño.

Jacob mira a su hermano que sigue con su desayuno, intenta tomarse el tazón de cereales pero, con la cara que tiene, parece que le estén obligando a comer una taza de excrementos, se nota que lo de anoche no ha terminado de provocar los efectos secundarios… mi idea de expulsar el alcohol provocándose el vómito no parece tan estúpida ahora. Jacob me mira pero me encojo de hombros.

-Es lo que te debe Joseph.- El hermano mayor me mira cansado.

-¿Me lo debe?


-Sí… Te paga por ser su hermano, porque lo aguantes y tal…

Ambos se ríen y Jacob exclama que, en ese caso le parece poco.

-Eso explica- dice Joseph dirigiéndose a mí- que tu factura haya engordado tanto últimamente.

-¡Perdona! Yo pagaría por tener a Melanie de hermana toda la vida, si de verdad le estás exigiendo que te pague, ¡sal de mi casa ahora mismo!

Todos reímos, pero Joseph está tan podrido por dentro debido a la juerga de anoche que pota encima de la mesa, me aparto pero mi camiseta ya ha sido repateada por el fluido. Es realmente asqueroso y me voy corriendo a cambiarme de ropa perseguida por el olor a podredumbre.

Al terminar, el Iphone reclama mi atención, pero esta vez no me molesta, no solo por la hora sino por el llamante...

miércoles, 16 de junio de 2010

Capítulo 16

Odio que me interrumpan cuando estoy hablando por internet, me desconcentro y pierdo el hilo, por eso la mayoría de veces ni me entero de lo que me dicen. Cuando oigo de nuevo el sonido de la puerta intento fingir que estoy dormida pero el sonido de las teclas me delata y el desconocido abre la puerta. Termino de leer el último mensaje instantáneo y giro mi silla.


Allí está, perfecto como siempre, Zack. Me saluda deslumbrante.

-¿Cómo has entrado? ¿Cómo has conseguido burlar mi sistema de la más alta seguridad?

-¿Te refieres a ese perro que tiene caseta pero no existe?-Me da un beso y se sienta todavía riéndose con la broma.- Tuve suerte y me abrió Adrienne esta vez.

-Hablando de Joseph, recuérdame que luego te cuente una cosa.- Comienzo a despedirme de mi amiga, explicándole quien ha venido a visitarme. Zack se aburre y se levanta a inspeccionar mi habitación para terminar arrodillado enfrente de la pantalla de mi Apple, no entiende nada (o no demasiado) pero ve su nombre escrito varias veces. Gira mi portátil hacia él.

-Hey Melanie’s friend. Here’s Zack. =)


-Zack? Really?


-Yep!


-What are you doing there?


-I came to have a siesta with Melanie.


-Haha she’s so lucky.


-I think you are too… you must know unknown things about her.


-Yeah I do! I sell them to you just for 1000$


-Mmm you’re not a good friend!


-Hahaha I know xD I won’t tell you anything, except if you give me your friend Jack.


-Ohh! That’s ok! Such a great deal! Nice to meet you! =)


-Nice to meet you Zack.


-Byeee Melanie’s friend.

Apago el ordenador y le miro. Le pregunto si va en serio lo de la siesta.

-Claro que sí.

-Antes de que cambies el mundo real por el onírico tengo que pedirte un favor.


-Dime.


-¿Haces algo esta noche?


-Depende de cuál sea el plan alternativo.

Le narro todo el problema de Joseph y mientras me percato de los cambios de expresiones que atraviesan el rostro de Zack hasta acabar en una de profundo rechazo.

-No.- Responde cortante.

-¿Por qué no?

-¡¿Por qué sí?! Melanie ¿ya te has olvidado de lo que pasó? No te entiendo, en serio, no puedo entenderlo.


-Necesito llevarme bien con él, Zack.


-¿Pero dónde te explicaron el término de justicia? ¿En una escuela de ciegos/sordos/mudos?


-En todos los sitios se explica de la misma manera…

-Te está utilizando, Melanie ¿no lo ves? Si sale contigo tu padre no le regañará porque sabe que es señal de que empezáis a entenderos.


-Y quizá lo consiga.

Zack está enfadado, es la primera vez que lo veo así. Le entiendo pero espero un poco de entendimiento por su parte también, por el momento no tengo miedo de que Joseph nos oiga (ha salido con Adrienne) pero sí lo hará Jacob que está en la habitación de al lado. Zack susurra cada vez que intenta levantar el tono de su voz más de lo indicado aunque esto no supondrá ningún avance.

-Mira, lo voy a llevar porque, que estés bien con él me garantiza que no hayan más peleas en esta casa, pero no quiero que sirva como precedente.

-Gracias Zack.


-No me las des. ¡Porque no pienso recogerlo!


-Tranquilo, volverá de madrugada con el padre de algún amigo.

Zack se calma, suspira y mira por la ventana, creo que le he quitado las ganas de dormir. Pero puestos a amargar la tarde, ahora le toca a él.

-Empiezo gira la semana que viene.

Por unos instantes me olvido de respirar, pero poco a poco recuerdo las instrucciones de nuevo. Sé que supone su ida: seis meses eternos. En cualquier caso, comprendo que es su trabajo, lo comprendí desde muy pequeña con mi padre, aprenderé a hacerlo con él. Aprenderé a no quedarme en estado de shock cada vez que me lo diga y aprenderé a aceptar que el sacrificio no es solo mío. Lo aprenderé, pero esta es la primera vez.

-¿Te encuentras bien?


-¿Tú qué crees?

-No quería decírtelo pero ¿qué iba a hacer? ¿Desaparecer de repente? Ya sabías que me iba…- su tono se ha calmado, ahora susurra con suavidad, sin ese tono severo que había empleado antes.

-Pero no cuando…


-El sábado que viene.

Mi cerebro comienza a recibir información de nuevo después de mi corta estancia en coma. Se va el mismo sábado que yo tengo que hacer mi examen de acceso.

-Tendremos que aprovechar esta última semana, entonces.


-¿Eso quiere decir que se acabaron las siestas?


-¡Claro que no!- Exclamo tirándome en plancha a mi cama.

Por la noche quedo con Zack en vernos en su casa, salgo con Joseph a escondidas por la puerta de la cocina. Él se encuentra apoyado en la puerta de su coche, con los brazos cruzados y con expresión de enfado. Todos entramos en el vehículo, introduciéndonos en una atmósfera de tensión y odio que ni el alegre olor del Ambi Pur puede disimular.

-¿A dónde vamos?

Joseph le comunica la dirección y Zack se pone en marcha, es una situación muy violenta, a pesar de lo natural que pueda parecer. No dejo de mirar el reloj, me gustaría preguntar cuánto se tarda hasta esa calle, pero me asustaría desencadenar una violenta discusión, Zack conduce muy concentrado, aprieta demasiado el volante y no ha puesto música, algo que siempre hace. Todo va mal en estos momentos, Joseph traga saliva, Zack se muerde el labio inferior y yo no encuentro la posición perfecta de mi ventanilla.

Llegamos por fin, Joseph se baja aliviado y antes da las gracias a Zack, quien no contesta y lo hago yo por él. De la casa sale música house a un volumen excesivo y, no solo la contaminación acústica brilla en la fiesta, también la lumínica: todas las luces están encendidas y de la piscina salen haces luminosos de colores.

-Qué precoces, los niños americanos.- Comento.

-Aquí las cosas son así, a los 7 años te regalan tu primer pistola, a los 8 das tu primer beso, a los 10 sufres la primera borrachera y a los 14 pierdes la virginidad. Joseph es así: un americano completo.

Podría seguir la conversación por ese cauce: podría preguntarle cuándo piensa perdonar a Joseph pero me respondería que no lo perdonará ni aunque salve a su propia madre de morir trágicamente; así que sigo por otra parte que, como a cualquier adolescente, me ha llamado la atención.

-¿A los catorce?


-Ajá.


-¿Puedo suponer que te incluyes en el grupo?

-No.- Asiento.- Yo soy del grupo de los de 16.

-¿Y cómo fue?- No sé si estoy entrando en un tema que no quiera tratar, de hecho, las primeras veces suelen querer olvidarse lo antes posible.

-Mmm… Borrosa… y con sabor a alcohol.


-De las peores…


-Ya te digo.

viernes, 4 de junio de 2010

Capítulo 15

Ha oscurecido, mantengo la luz de mi habitación apagada, estoy sentada en la ventana con un libro electrónico de Joseph en mi regazo (sí, de Joseph, lo encontré en el salón y lo cogí, aún espero que no lo eche de menos o daremos comienzo a la Tercera Guerra Mundial) apenas he leído tres hojas cuando Jacob llama a mi puerta, me extraña que lo haga… quiere hablar de algo.


Dejo el libro en mi escritorio y le invito a sentarse en mi cama.

-Llegas un poco tarde para alternativo plan, yo ya he cenado.

-No quería hablar de alternativo plan.- Sonríe, pero es una sonrisa cargada de pesar y agonía, una sonrisa que conozco bien por haberla dibujado en mi rostro tiempo atrás. No me siento a su lado, acerco mi silla del escritorio hasta situarme enfrente de él.

-¿Qué pasa, Jake?


-Quería contárselo a alguien, pero no sabía cómo. Sobre lo de la otra tarde…

Ya no me quedan dudas, él traga saliva, parece que le cuesta decirlo, no aparto mi vista de él aunque él lo haya hecho.

-Soy gay...

Cierra los ojos y una lágrima cristalina cae por su infantil rostro, me cambio de sitio y me siento a su lado, abrazándolo.

-Pero, Jake, no llores, no tienes motivos para llorar… Ni que fuera algo malo.

Él se separa de mí.

-No lloro por eso… no sé cómo decírselo a los demás, me cuesta la vida ¿cómo puede ser eso, Mel? Son mi familia…


-Lo sé Jake, pero puedo entenderlo: tu hermano es, con perdón, un antisocial por completo. Adrienne es tu madre y te cuesta porque tienes miedo a su reacción y esto, es por culpa de la sociedad Americana. Y a papá…, a él sí que no puedo entender por qué no se lo has dicho.


-Apenas está en casa y tengo miedo de lo que pueda decir ¿qué supondrá para su reputación?


-¿Bromeas? Jacob, a papá no le importará.

Me levanto y comienzo una búsqueda por las carpetas de mi ordenador: he almacenado durante años las entrevistas de Billie, por fin encuentro la frase que buscaba.

-Mira lo que dijo Billie en una entrevista.

“Creo que siempre he sido bisexual. Quiero decir, es algo en lo que siempre he estado interesado. Pienso que todo el mundo nace siendo bisexual, y es algo que nuestros padres y la sociedad nos meten en la cabeza que es malo. Dicen que es tabú. Yo creo que es algo muy bonito.”

Jacob lo lee y sonríe.

-Papá estará orgulloso de haberte criado sin ese tabú.- Le limpio la lágrima con mi pulgar.

-De todos modos, no estoy preparado para decírselo a nadie más.


-Tranquilo, por mí no te preocupes.

Creo sinceramente que hoy ha sido el mejor día de mi vida ¿o queda alguna sorpresa más? No sé qué pensar, Zack es… no estoy muy segura de lo que es Zack aparte de supra humano pero sé que compartimos algo que nunca pensé que llegaría a compartir con él. ¿Y qué decir de Jacob? Tampoco pensé que compartiría con él algo como eso, pero me alegro de que me lo haya contado, a partir de ahora pueden pasar muchas cosas entre nosotros pero sé que hermanos como nosotros hay pocos.

Me despierto en un sábado de película, ni siquiera recuerdo que queda apenas una semana para mi examen de admisión y es que, no solo mi mañana está iluminada por el sol, tengo a mi alrededor a los dos mejores hombres de mi vida: a Jacob lo oigo en su habitación reírse con un capítulo de Glee y casi puedo escuchar los pasos de los pies desnudos de Zack por su casa buscando alguno de sus armarios.

Desgraciadamente, no es ninguno de estos dos regalos celestiales el que toca a mi puerta. Joseph se asoma tímidamente. Es la primera vez que pisa mi habitación, pronto caigo en que el libro sigue en mi escritorio… bien, bien… Pero él no se pispa, me mira avergonzado desde su posición. Me cuesta verle tan taimado, normalmente muestra señas de superioridad conmigo, creo que me va a pedir dinero o se avergüenza de ver a una desconocida en pijama de Hello Kitty.

-Melanie, necesito un favor.


-Y yo un yate.- Me siento en mi cama, no quiero darle tantas facilidades conmigo, se pasó en su día y ahora no lo va a tener fácil. Acepto que quiero tener una buena relación con él pero no paso por el hecho de que, a base de este deseo, se sienta con algún derecho sobre mí.

-Por favor, Melanie… escúchame.


-Te escucho, Jospeh.


-Hay una fiesta esta noche y necesito ir como sea…


-Pero estás castigado.- Adivino.

-Esa no es la cuestión… lo que pasa es que Samy sabe que estoy castigado así que no me puede llevar.


-¿Y quieres que te lleve yo?- Pregunto riéndome, ¿qué edad se piensa que tengo?

-No… tú no pero…


-¿Zack?

Su silencio es más claro que el agua, evidentemente quiere que Zack utilice su coche para ayudarle a cometer un delito contra la autoridad paternal… No me atrevo a decirle que no, es más, quiero ayudarle. Espero que con esto pueda acercarme a él un poco más. Aunque la decisión no es del todo mía…

-Hablaré con Zack ¿ok?


-Gracias, siento que tengas que hacer esto.


-Yo siento que tengas que pedírmelo.

Abandona mi habitación con una sonrisa. Va siendo hora de levantarse, ya oigo los fuegos en la cocina y el crepitar de los alimentos: à manger s’a dit.

Tras la comida encuentro a Airin conectada, la saludo y, antes de contarle nada ya me ha enviado cincuenta preguntas que abarrotan la pantalla, hacía tiempo que no hablaba con ella, leer mi idioma materno casi me resulta exótico. Comienzan las explicaciones…