Se me ocurre que podríamos ir a recoger a Jacob del colegio, yo no tengo ni idea de dónde se encuentra el mismo, pero le comunico el nombre al chófer y asiente con gran sabiduría. Y allí acabamos, en un aparcamiento donde el elegante BMV de Zack parece hecho con excrementos de antiguos coches, pura chatarra al lado de la gran cantidad vehículos de diseño que estaban allí: esos sí que son los verdaderos amigos del hombre. Distingo en el lado opuesto a nosotros el elegante vehículo de Samy.
Salgo del resguardo del coche de Zack y su compañía para esperar a mi hermano, no tarda en salir cargado con una bandolera y unas carpetas en los brazos, le saludo con la mano pero no me ve, empiezo a dar saltitos y a llamarle (toda la nobleza allí presente me mira con desprecio) ¿Cómo ha podido acabar alguien como mi padre enviando a sus hijos a un sitio así?
Parece asombrado de verme allí y contento a la vez, le comunicamos a Samy que Jacob no va a ir a casa, espero que eso no suponga una molestia para Adrienne pero, tras una llamada del favorito de sus hijos, todo queda solucionado y nos dirigimos al coche de nuevo.
-Y ahora, Armstrongs, os voy a llevar al restaurante más internacional y prestigioso del mundo.- Nos sorprende Zack al entrar en el coche.
He de ser sincera, cuando me encuentro ante una “M” amarilla gigante pienso que el restaurante no puede quedar mucho más lejos, de hecho, miro alrededor, pero, por el bien del patrimonio de la ciudad no han puesto el restaurante de mis sueños al lado de esta “M”…
-Wooh, me encanta McDonald’s,- suspira Jacob hambriento.
“Será una broma” pienso, pero pongo buena cara por si acaso no lo es… Zack parece disfrutar con mi rostro de incredulidad mal disimulada.
-¿Qué? ¿No te gusta?
Jacob baja del coche y entra en el “restaurante más internacional y prestigioso del mundo”, miro a Zack sin disimular mi opinión.
-¿Te soy sincera o prefieres que celebre tu elección?
-No me tientes, Melanie, no me tientes…- Dice abriendo la puerta del coche.
“No te tiento, Zack, no te tiento” Entro al restaurante y me encuentro a Jacob ya enfrente de la cajera, me cuelo hasta llegar hasta a él, la gente me mira con mala cara, pero no me importa. Sonará cruel pero la mayoría son yanquis obesos con cara de hambre, uno de ellos empieza a gritarme y le miro con aburrimiento, me giro para intentar pasar inadvertida, sin montar mi primer numerito en el país del tío Sam. Jacob sigue pidiendo, el hombre aumenta el tono de su voz y me giro:
-Si puedes sobrevivir a una hambruna mejor que el resto de población, ¡podrás aguantar cinco minutos más!- Le respondo en castellano, de eso que me libro, si no podría haber visitado en breve un hospital americano y, por supuesto, haberle soplado una cantidad considerable a las arcas de mi padre… ¡Dios bendiga la sanidad en The United States!
Zack se apresura desde el final de la fila y me coge por el brazo para sacarme de allí antes de aquello vaya a más, pero Jacob ha terminado su pedido y comienzo yo, carraspeo:
-¡Un Happy Meal, plish!- pongo acento inglés para dejar claro a aquel hombre que estoy por encima de aquello y, que debe entender que en mi país nos colamos descaradamente y no montamos esos numeritos… estoy exagerando, quizás no lo entienda con un simple acento mal puesto, pero el mensaje de desprecio ha quedado medianamente claro.
Por último Zack no tiene más remedio que colarse para pedir él también: él paga. Nos dirigimos con las bandejas a uno de los sofás multicolor y nos sentamos, Jacob y yo juntos, Zack enfrente.
-¿Suele ser así normalmente?- pregunta Zack mirando a Jacob.
-Normalmente es peor.- Le contesta con la boca llena.
-La imagino en el supermercado con una bomba nuclear por si alguien le replica que se ha colado…
Jacob se ríe, atragantándose con la comida.
-Estoy aquí, chicos.
-¿Cuándo piensas volver a casa, Melanie? – me pregunta Jacob sin mirarme, como si quisiera quitarle importancia al tema, pero Zack lo hace al contrario y fija sus ojos en mí.
-Como Zack me estropee la hora de la siesta como esta mañana, muy pronto.
-No, si tendrá queja…
-Pues claro que tengo queja, señor marqués ¿qué forma de tratar a los invitados es esa? No me extraña que se hayan ido los demás…
Pero en una conversación rodeada por un coro de bromas, Zack no tarda en cagarla:
-¡Dentro de poco empezamos gira!
Suelto mi hamburguesa inconscientemente, pero segundos después estoy rectificando mi reacción espontánea cogiendo el vaso de refresco. Sé lo que significa que se vaya de gira… mi padre me ha enseñado su significado de la manera más dura, basta con decir que la última vez que lo vi fue hace hoy, exactamente, dos meses. No quiero que Zack se vaya… mis motivos están claros: egoísmo puro y duro, pero además siento que me lo debe, al fin y al cabo, yo sigo aquí y creo que su opinión tuvo mucho que ver en mi decisión. Absorbo ligera y lentamente con la pajita antes de volver a preguntar.
-¿Cuánto tiempo...?- No termino la pregunta.
-Los dos primeros meses estaremos por Estados Unidos, luego nos toca otro mes en Reino Unido, después Europa y volveremos a un festival de Inglaterra que aún no está confirmado el cartel pero nuestro management está organizándolo todo, en total: casi seis meses sin pisar mi casa.
Acabo de soltar el vaso pero su respuesta me seca la garganta hasta tal punto que recupero mi fuente de repostaje violentamente.
-Tú lo tienes más fácil- comienza Jacob- quiero decir, nadie te espera en casa ni nada…
-Ahora sí.- Añado yo. Distingo un nuevo brillo en la mirada de Zack, unos ojos dulces analizan mi mirada, no me incomoda, al contrario de lo que pueda parecer, me siento como en casa danzando en ese mar que son sus ojos, un mar que refleja pureza y promete el cielo. A partir de ese momento supe que algo entre nosotros había cambiado: no habíamos compartido cama, ni bronca, ni tampoco hemos estado a punto de morir juntos, pero sé que estamos más unidos que antes.
Jacob interrumpe el momento con un carraspeo y Zack se apresura a contestar.
-Gracias, chicos. De todos modos, volveré a ver a mi familia cuando toquemos en Baltimore, eso me anima.
Terminamos la comida y depositamos las bandejas en su lugar correspondiente antes de abandonar el lugar. El plan a continuación era conducir hasta un centro comercial normal (y con normal me refiero a uno cuyas tiendas están al alcance económico de más de diez personas contadas de todo el estado de California) y es que, al ser final de mes, nuestro padre nos había pasado la paga, una paga excesiva, he de decir, pero sin llegar a ser millonaria. Antes de la discusión, Adrienne me había entregado una tarjeta de crédito por petición de mi padre, algo que le agradecí por myspace.
Entramos en aquel país de las maravillas diseñado a lo Victoria Beckam: pijo y europeo, oh yeah! Resulta de aquello un perfecta y completa tarde. Jacob acaba con dos adquisiciones de la casa de Ralph Laurent y una exquisitez de Levi’s. Zack, por su parte, resulta con diversas prendas de Nike: dos pares de zapatillas y algunas sudaderas bastante básicas. Yo me doy el capricho padre también, por supuesto: un par de Chuck Taylor nuevas (Converse, para los ignorantes) un libro de un autor español (testearé a los traductores americanos por primera vez) y tres Cds; sí, un libro y CDs: cosas tan normales que rayan la vulgaridad en ese mundo de materialismo, un mundo donde se compra dignidad y se venden sonrisas.
Leído :)
ResponderEliminarcomo siempre te dejo las frases que me gustan:
" Sonará cruel pero la mayoría son yanquis obesos con cara de hambre" xDDDDDD
Esa es la parte que me ha hecho gracia y esta la más bonita *_*
"Tú lo tienes más fácil- comienza Jacob- quiero decir, nadie te espera en casa ni nada…
-Ahora sí.- Añado yo. Distingo un nuevo brillo en la mirada de Zack, unos ojos dulces analizan mi mirada, no me incomoda, al contrario de lo que pueda parecer, me siento como en casa danzando en ese mar que son sus ojos, un mar que refleja pureza y promete el cielo. A partir de ese momento supe que algo entre nosotros había cambiado: no habíamos compartido cama, ni bronca, ni tampoco hemos estado a punto de morir juntos, pero sé que estamos más unidos que antes"
Te juroq ue me ha encantado lo de la bronca y lo de punto a morir, que bonito ^^
y una ultima cosa: "Yo me doy el capricho padre también, por supuesto: un par de Chuck Taylor nuevas (Converse, para los ignorantes)"
Gracias por pensar en gente como yo xD