Amanece nublado, Billie y Adrienne ya deben de haber salido. Me levanto de muy buen humor, pero con la sensación de que no va a durar demasiado, desgraciadamente, siempre me pasa lo mismo: pienso “hoy nadie me estropea el día” pero de tantas veces que lo acaban estropeando, uno se acostumbra, Jacob opina que ese comentario es demasiado objetivo y débil, como si intentara culpar al resto de habitantes de este cruel y fascinante mundo de mis desgracias, por eso mi hermano siempre dice: “hoy no voy a estropear mi día”.
Comienzo a preparar el desayuno para los tres. Pero mis buenas intenciones no durarán demasiado, soy como un civil en una guerra que no es la suya, caminando por un campo de minas que conectan las bases de los dos bandos enfrentados.
Las minas no tardarán en estallar, Jacob aparece en la cocina y se sienta a mi lado a tomar el desayuno que muy amablemente le he preparado y es que, cuando los jefes de la casa se van nos dejan sin servicio en la vivienda, por seguridad según ellos, aunque no lo tengo muy claro, creo que es algún malvado plan para que aprendamos a valernos por nosotros mismos.
Joseph se presenta en esta misma sala, pacífica hasta el momento, con una simple toalla alrededor de la cintura y el móvil en la mano. Se despide de alguien muy importante en su vida con un “adiós imbécil” muy amistoso. Deposita el móvil en la encimera y nos mira expectantes, da una palmada lo cual indica que nos va a comentar algún plan que su cabeza lleva trazando largo rato.
-Atención.- Levanto la cabeza hacia él, pero Jacob sigue ignorándole y no le muestra ningún tipo de respeto.- He pensado que esta noche voy a hacer una fiesta en casa, así que…
-¡¿Qué?!- Salta Jacob- Ni de coña, eso lo había pensado yo.
-Pues me he adelantado, ya está todo encargado, ahora no lo pienso cancelar.
-Eres idiota, Joseph, ¡te lo dije anoche!
-¿Has preparado algo?- Jacob no consigue responder y desvia su mirada- Pues ya está, se hará MI fiesta, ya tendrás otro día la casa.
El hermano mayor se gira con intención de marcharse, pero parece que recuerda algún dato importante más.
-Por cierto, Jake, no te quiero ver por aquí esta noche, enciérrate en tu habitación, ves al sótano o lo que sea ¿entendido?- Su humor ha cambiado de la más arrogante alegría a la más tétrica amenaza, su mirada se posa en mí.- Tú, sí Melanie, quédate, te gustará…
Iba a responder con una negación por solidaridad con Jacob pero éste hace algo que no me esperaba: arroja su cuenco de cereales contra su hermano, por suerte, Joseph ya había salido de la cocina y el tazón choca aparatosamente contra la puerta, haciéndose añicos, adiós a la dulce porcelana de Bob Esponja, Jacob y yo ya no tendremos los tazones a juego por más tiempo.
Sale furioso de la sala, tras un momento en estado de shock consigo reaccionar, lo único que se me ocurre es mirar a mí alrededor. No, no hay nadie. Llego a la conclusión lógica de que me tocará a mí limpiar los estropicios de la guerra, soy una auténtica civil inocente que no llegó a tomar parte en ningún bando y que, inevitablemente le toca pringar.
-Es como estar limpiando vómito.- Zack me ha llamado en un momento algo inoportuno, pero no pienso desaprovechar la oportunidad para hablar con él.
-Es raro que Jacob se comporte así, el mañaco suele ser Joseph.
-Zack…-Le digo en tono reprobatorio- No me hagas pensar que el peor de todos eres tú.
-Sabes que no puedes.
-Cállate.- Odio que haga eso.- Bueno, ya está, esto huele a rayos pero por lo menos brilla…
-Suena contradictorio ¿no?
-Joseph no quiere que Jacob esté esta noche en la fiesta.- Continúo con el principal problema que me acosa hoy, ignorando los comentarios a mis comentarios.
-Es un poco egoísta…
-No sé si ese es el motivo… Si tú montases una fiesta ¿por qué razón no invitarías a tu hermano?
-No me gustaría que me viese borracho.
-Mmm…- Analizo su frase unos instantes- es un buen motivo.
-El único.
-Si hubiera otro motivo… ¿Me dejarías llevarme a Jacob?- Obviamente le estoy hablando del hecho de “invitar” a mi hermano a casa de Zack, ya que él mismo me dejó sus llaves.
-¿A casa?
-Yeja!
-Mmm… solo a Jacob ¿no?
-Claro.
Acepta pero por su tono deduzco que no es mucha la ilusión que tiene en que nadie invada su casa, es comprensible, pero fue él mismo quien me dejó las llaves. Por otra parte, es precipitada esta decisión, aún no tengo del todo claro los planes de Joseph. Me despido de Zack y acudo al encuentro del hermano mayor o, más bien, él acude a mí.
Termino de limpiar el trapo empleado en tan ardua tarea cuando el chico se asoma por el umbral de la puerta. Le sonrío, no es una sonrisa falsa, es una sonrisa con la cual quiero indicarle que ya no tiene que limpiar nada porque ya lo he hecho yo, además le señalo que no tiene la culpa de lo sucedido, él empezó la guerra, pero Jacob le siguió, cosa que nunca hace.
-Siento lo de antes.
Parece que Joseph no es muy buen lector de sonrisas o quizás yo me tendría que aplicar más.
-Tranquilo, no fue culpa tuya…- Aprovecho la conversación para llevarla al terreno que me interesa tras la charla con Zack- ¿Por qué no quieres que Jacob esté en la fiesta?
-De eso quería hablarte. No me gusta que Jacob entre en este mundo de las fiestas ¿sabes? Es demasiado inocente y quiero protegerlo de algún modo de todo esto, la única manera de hacerlo es evitar cualquier contacto con… esto.
-¿Esto? Josh, él también pensaba hacer una fiesta, no te entiendo.
-Si te quedaras lo entenderías.
-Y Jake estaría solo, no lo veo justo, prefiero quedarme con él.
-Genial, entonces, vigila que no salga y eso…
-No, descuida, nos iremos a casa de Zack, todo tuyo.
Supongo que en el fondo, no tiene una mala excusa, querer proteger a su hermano de “esto” me parece correcto. Entiéndase por esto: amigos hipócritas, amigo crápulas, amigos falsos y todo un catálogo de lo más exquisito de la amistad, sí, no hay otro nombre a emplear: “amistad”; además de ciertos estupefacientes solo vistos en el programa español: “Callejeros”.
Aterrizo en territorio neutral (mi cuarto) con la esperanza de cambiarme y volver para hablar con Jacob, creo que me debe una disculpa. Pero tal y como parece que empieza a ser costumbre en los Armstrong, se adelanta. Mi camiseta iba a salir volando sobre mis hombros justo cuando oí el picaporte. Esa curiosa costumbre que hemos instalado entre nosotros de no llamar antes de entrar va a verse modificada en breves.
-¡Pero bueno! ¿Hoy que es? ¿El día de “vamos a vernos todos desnudos”?- Digo gritando desde mi posición al recordar la vestimenta de Joseph al proclamar su fiesta.
-Lo siento.
Lo siente sí, pero bien que ya está dentro.
-Tranquilo.
-Iba a limpiar lo de antes, pero…- suspira- gracias.
-Espero que no se repita.
Tras esto le relato los planes que tendremos él y yo para evitar entrometernos en los planes de esta noche de Joseph. Jacob acepta, en realidad, se dedica a sentir con la cabeza a todo lo que le digo mirando al suelo, realmente parece arrepentido…
-Jake- le llamo antes de que salga por la puerta- solo has roto una taza, no has quemado la casa, deja de darle vueltas.
-Es que podría haberle dado…
-Bah… se lo hubiera merecido…- bromeo, en realidad no lo pienso, pero de ese modo consigo que él se sienta mejor.
Woooooow!! mira baby, yo solo digo que en el lugar de Jake hubiera hecho lo mismo xD por otra parte me da miedo lo que puede llegar a ser "esto" para Joseph que para ti... no se si me explico...
ResponderEliminartambien he pensado (sí, pienso mucho cuando tengo tiempo) que lo de la seguridad es mas por el servicio que por vosotros xDD
Por cierto! yo aun tengo la duda de lo de los 17 eh baby... que Zack y tu habeis pasado por alto, pero aqui mi ojo tecnico no O.ô
Me he divertido mucho con este capitulo, sobre todo con "-¡Pero bueno! ¿Hoy que es? ¿El día de “vamos a vernos todos desnudos”?-"
Hay que tener en cuenta que el pobrecin ya tenia la costumbre adquirida... con las mismas tu le pillaste buscando fotos del guapisimo Sterling (o como se escriba xD)
bueno, eso, que me haencantado ^^ sigue asii
P.S: que largo me ha quedado!! O.O
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