martes, 6 de abril de 2010

Capítulo 1


Otra vez aquí, otro día más en esta rutinaria y penosa vida. Ahora mismo estoy en clase, el sol entra por la ventana tentándonos y reflejando un mar delicioso. EL profesor de Historia se pasea alrededor de la clase seguido por su eterno discurso sobre la Revolución de 1917. Mi mente continúa en el reflejo del mar cuando me percato de que mi compañera ha comenzado una conversación en la mesa, le contesto y así damos pie a una nueva historia digna de Terry Prachett. De repente, un hombre llama a la puerta, completamente trajeado, deduzco que no trabaja en el instituto primero porque nunca lo he visto y segundo, porque sus ropas son excesivas para un cargo público creo que si solo subastara su chaqueta en eBay conseguiría suficiente dinero como para sacar de la pobreza a media África.
El hombre entra con seguridad en el aula y se presenta en un inglés impecable al profesor de Historia: ¡error! En España no estamos tan preparados “Welcome to Spain man in black” le susurro a mi compañera que se ríe con complicidad, puedo decir, aun siendo modesta, que somos las únicas de la clase que sabemos algo de inglés y las únicas que hemos entendido al hombre: es un abogado y está buscando a un alumno ya que su padre ha reclamado su custodia y se la acaban de conceder… ¡Genial! Numerito para clase de Historia, la verdad es que hacía falta. Mi compañera y yo le explicamos al profesor lo que el hombre quiere decir, pero el profesor no lo ve adecuado: no puede estar permitido llevarse a un alumno en mitad de una explicación de tal calibre y éste pensamiento lo intenta manifestar en un inglés ridículo al abogado que le empieza a mirar con asco. Finalmente pregunta “Who’s Melanie Fournier?” Segundo error, toda la gente me mira ahora y yo estoy acojonada: ¿cómo puede ser que un hombre que no conozco haya pedido mi custodia y, digo más, que la haya conseguido? Le digo al profesor que yo a ese tío no le conozco de nada y que no me pienso mover y luego se lo traduzco al señor abogado, el hombre suspira, como si no hubiese querido tener que recurrir a eso…
Y entró él… el mismísimo Billie Joe volvía a pisar un instituto por primera vez desde que le expulsaron a los 18 por vender porros. Llevaba tiempo pidiéndole que exigiera mi custodia pero nunca lo dije en serio, sin embargo, ahí estaba: mi padre biológico había venido a buscarme. De repente, durante los escasos segundos que tarda en llegar hasta a mí pienso en tantas cosas… ¿cómo iba a ser mi vida ahora? ¿Podría decirle que, a pesar de haberle hecho venir desde tan lejos, no estaba segura de querer abandonar todo? Pero en el fondo sé por qué le pedí eso en su día: estoy cansada de la vida que estoy llevando, no soporto muchas cosas y estoy triste demasiado tiempo. Esto él lo sabe pero ¿cómo lo había conseguido?
-Daddy- susurro.
Él se acerca y deposita varios folios delante de mí, no me hace falta leer demasiado: en seguida distingo la firma de mi madre en la primera hoja…
-¿Era esto lo que querías?- me pregunta en un inglés muy yanqui.
No puedo evitarlo y las lágrimas acuden a mis ojos ejerciendo una presión difícil de soportar, aun así consigo aguantar lo suficiente para pensar en recoger las cosas, mi padre me mira con tranquilidad, sabe que está despertando gran expectación entre mis compañeros, pero está disfrutando, le encanta, además sabe que ellos son una causa de que yo haya tomado la decisión de recoger la mochila para nunca volver a llevarla a ese mismo lugar y le divierte el hecho de ver la expresión de estupefacción de sus caras.
-¿Dónde vamos? ¿A California?
Billie vive allí los pocos meses -o días- que no está de gira con el grupo. Sin embargo, no obtengo ninguna respuesta, Billie mira al abogado que parece tener cara de pocos amigos y niega con la cabeza.
-No- responde Billie- A Manchester.
Termino de guardar hasta el último boli y me pongo la chaqueta, me despido de mi compañera: la echaré de menos, pero ella sabía todo esto, sabía que me iría tarde o temprano… Me despido con un beso y me dirijo a la puerta sin dirigirle la vista al profesor.
Por fin, tengo la sensación de haber eliminado una gran presión que pesaba demasiado, Billie me pasa el brazo por los hombros y me da un beso en la frente “¿Cómo estás?” me pregunta, le respondo que bien y aprovecho para preguntarle cómo ha conseguido la firma de mi madre, me explica que simplemente le había dicho lo mismo que yo a él y fue suficiente… Me siento mal por ella, fui demasiado cobarde como para confiarle nada y sin embargo, se lo dije a un completo desconocido al que solo había visto tres veces contadas en mi vida –una en concierto- y con el que hablo -con mucha suerte- una vez cada tres meses.
Estamos en el coche de camino al aeropuerto, hay tres maletas mías en el maletero que mi madre ha preparado, esto me hace sentir una angustia insoportable que solo supero con el pensamiento de poder olvidar… Aún quedan cosas en mi casa que necesitaré… pero mi padre dice que me las llevarán con más tiempo.
-Melanie,-dice mirando del abogado a mí y de mí al abogado- no vamos a Manchester, voy a Manchester… tú irás a California con Adrienne y mis hijos…
Trago saliva, no me lo esperaba… creía que empezaría una vida nueva con un desconocido con el que, al fin y al cabo, tenía algo de relación de parentesco; pero en realidad voy a vivir con unos desconocidos que para más inri estoy segura de que no sabían de mi existencia hasta ayer y probablemente me detesten por aparecer así en sus vidas cómo si tuviera algún derecho a hacerlo. Mi padre me mira con preocupación, sabe lo que pienso.
-No te preocupes. Lo saben, no les importa… Cuando llegues al aeropuerto de California te estará esperando Adrienne la reconocerás?
-Sí- le contestó en castellano para dejarle claro mi miedo en esta situación, preferiría enfrentarme a esto con él, es más, pensaba que iría a SU casa, no a la casa de su familia aunque está claro que , para el caso, es muy parecido. Por suerte, he visto antes a su mujer: lo acompaña a todas las entregas de premios.
Llegamos por fin al aeropuerto y me ayuda a descargar las maletas, se cubre la cara con unas oscuras gafas de sol y una gorra y nos adentramos en el enorme espacio con olor a nube, me acompaña hasta el momento en el que me toca embarcar, iré hasta California parando en Nueva York antes, en total, más de doce horas… Nos despedimos con un abrazo y me pide que le llame al llegar, asiento, estoy muy nerviosa trago saliva y pasó el control. Se queda mirándome desde el otro lado y levanta la mano con el pulgar hacia arriba.
Me toca esperar hasta que den paso a los pasajeros de mi vuelo para entrar en el avión. Pongo en sonido mi i-phone, tengo un mensaje desde que salí del instituto con mi padre, mi compañera Airin me pregunta de qué va todo esto le respondo con una smiley y me conecto a internet, entro en twitter, por supuesto, ¿qué sería de mi vida sin ese gran invento? Miro los últimos tweets: ha comentado Alex Gaskarth, en respuesta a un comentario de Zack… me encanta leer sus conversaciones.
Finalmente llaman por última vez a los pasajeros de mi vuelo y me apresuro a actualizar mi estado con alguna frase pesimista con tendencia al suicidio. Nos vemos en unas horas USA!
No estoy segura de cuánto tiempo ha pasado, me he dormido durante el vuelo a Nueva York y mi compañero de asiento de lujo me ha despertado. Cuando entré al avión y vi mi asiento en primera los nervios parecieron, por un instante, algún otro mal invento de la iglesia… Pero luego apareció mi compañero de asiento, un hombre trajeado de una manera muy hortera pero carísima a la vez, obviamente era una persona que había ganado una fortuna en poco tiempo, sino, no se explicaba su falta de costumbre… no encajaba. Y no digo que yo sí… pero aquel hombre era de los que le gustaba la conversación y me despertó en pleno vuelo:
-Perdona,- dice golpeándome en el hombro- ¿sabes cuándo van a servir el almuerzo? ¿o hay que pedirlo? No es que sea urgente ¿sabes?, pero me gustaría…
-Excuse-moi- respondí- je ne parle pas espagnol…
Admito que siempre se me dieron bien los idiomas, el hombre se gira y me mira con cara de decepción. Sigo mirando por la ventana, está oscuro ¿llegaré por la noche? Me gustaría saber qué hora será cuando llegue…
Ya he hecho el transbordo en Nueva York, estoy en el vuelo que me llevará al aeropuerto de Hurlington Beach, donde Billie quiere que viva con su familia. No hemos acordado cuánto tiempo estaré, de hecho, no hemos tocado ese tema, no quiero molestar demasiado a Adrienne y a sus hijos, tampoco quiero ser una molestia quiero quedarme poco tiempo pero ¿cuánto es poco tiempo? Un par de años, quizá más…

1 comentario:

  1. Hey, marinaa!!buen comienzo este!!no sabia que escribieras de esa manera...me lo comento Angel ayer y tiene razon: tienes una frescura a la hora de escribir que da gusto, amiga!!!Se hace todo bastante ameno y consigues atrapar al lector a causa de ello...Ya tienes un punto a tu favor!!Seguiré leyendo, lo prometo, y te comentare cada capitulo que lea. Una cuestión..:El padre de la historia de ángel no se llama Billy también!??xDDDD
    ______KARLY______

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