jueves, 8 de abril de 2010

Capítulo 4

Salgo de la habitación, ambos baños están libres, tras la nueva rutina bajo a la cocina, no hay nadie… desayuno rápidamente, friego las cosas que he utilizado y vuelvo a subir a mi habitación para –como mi antigua rutina exigía- tomarme las pastillas. Me visto y arreglo la habitación, sé que cuentan con servicio de limpieza, pero no quiero ser una carga para ellos.

Salgo a la calle, me he propuesto inspeccionar la ciudad antes de encerrarme a estudiar como una obsesa los próximos meses. Me gustaría ver la playa: desde mi habitación he calculado el camino adecuado para llegar y me pongo en camino.

La fortuna –o más bien desgracia- se cruza en mi camino: Zack Merrick y Alex Gaskarth caminan hacia la casa del primero: mi nuevo vecino que probablemente no se haya olvidado aún de mi metedura de pata. Aún quedan unos 50 pasos para cruzarme con ellos y veo como Zack le da un codazo a Alex y le comenta algo, Alex se ríe… ¡genial! Otro más… por un momento intento cambiar de dirección, pero no hay otro camino… además no quiero, aguantaré lo que haga falta. Paso resignada por su lado.
-Aprendiste a leer la hora en tu reloj?- comenta Alex, no sé si lo dice de broma, pero no me giro, sigo adelante mirando al suelo y Zack le da un puñetazo en el brazo a su compañero- oye, era una broma.
Alex me roza suavemente el brazo con intención de que me pare, me giro y le miro avergonzada.
-Siento lo de ayer, pero no quiero vivir estos próximos años con la tontería de haberla cagado… y tampoco quiero esconderme cada vez que te vea pasar…
Alex me mira curioso y Zack sonríe… siempre es una delicia cuando deleita al mundo con una de sus sonrisas, y no es muy a menudo.
-No importa, en serio- dice Zack.- Eres tú la hija de Armstrong?
¿Cómo lo sabe? Según tengo entendido, Billie no lleva mucho tiempo viviendo allí. Pero parece que en California todo va a la velocidad de la luz. No quiero que me pongan la etiqueta de “hija de”… pero tampoco tendría sentido mentirles.
-.
Alex abrió mucho los ojos algo sorprendido.
-Eres la hija de Billie Joe?!
Y en ese momento siento como no debería haberles dicho nada, simplemente he despertado su admiración por el hecho de haber nacido, no tiene mérito, suspiro. Zack parece percatarse.
-Perdona si te molesta, pero nunca te había visto y cómo empezaron los rumores de que Billie Joe se mudaría aquí con su familia y su hija española… No he visto aún a tu padre por aquí.
-Pues ya somos dos- le contesto sonriente.
-¿Ibas a hacer algo?- añade Alex.- ¿Te apetece venirte? Íbamos a repasar algunas demos con el resto y habíamos ido a por bebidas.
Me enseña la bolsa del súper, de papel, por supuesto y sonríe. Alex tiene un problema, bueno, mejor dicho, tiene una ventaja que se convierte en el problema de los demás: cuando sonríe no se le sabe negar nada.
-Claro.
Les sigo, como si no supiera dónde está la casa de Zack, cómo si no supiera que es la siguiente puerta a la izquierda. El dueño abre la puerta de entrada al jardín y nos deja pasar educadamente, Alex entra corriendo.
-Tíos!!! Adivinad qué hemos traído!
Jack y Rian están en bañador, peleando dentro de la piscina y se giran hacia Alex.
-Espero que cervezas como prometisteis- comenta Jack tirándose en plancha. Eso ha debido de dolerle. Ambos miran a sus compañeros como si algo no encajara y, finalmente Jack cae en la cuenta de que soy yo.
-Esta es…- Zack me mira, por fin se fija en qué no sabe ni mi nombre.
-Melanie.- Acudo en su ayuda.
-Tíos, ¿os traéis a una chica que no sabéis ni cómo se llama? Os pierden las caras bonitas.
Le agradezco el cumplido a Jack con una sonrisa.
-Es la nueva vecina de Zack.- Me describe Alex, agradezco que no mencione el tema de mi padre, quizás lo hace para compensar el error anterior, él ya se está quitando la camiseta y se tira con Jack y Rian a la piscina.
Zack saca las cervezas de la bolsa y se las lanza a sus compañeros y luego me ofrece una a mí. Me siento en el borde de la piscina (no llevo bañador).
-¿No se supone que ibais a repasar unas demos?- Pregunto mientras abro mi lata.
-Llevamos toda la tarde con ello- me explica Alex- nos merecemos un descanso, ¿no?
Le contestaría afirmativamente, pero desde detrás suya Rian me hace señas con la cabeza negando lo que Alex ha dicho.
Alex se sienta a mi lado salpicándome.
-¿Qué te ha hecho querer abandonar España?
-Muchas cosas, Alex… De momento me sentiría mejor si nuestra relación siguiera ignorando esos detalles.
-Como prefieras.
-Pero os interesaría saber que en España hay mucha gente rogando para que vayáis.
-Habrá que pasarse
.- Dice Jack tirándole agua Rian.

La tarde transcurre mientras los demás me interrogan sobre mi extraña mudanza, finalmente, les confieso con quién me he mudado y les agradezco haber conocido a alguien, lamentablemente, ellos no se quedarán mucho tiempo: excepto Zack, todos volverán a sus casas en Baltimore.

Llega el momento de ponerse a trabajar y todos se secan antes de pisar la casa de Zack, el chico abre las puertas y me invita a pasar. Su casa me gusta más, es más pequeña y sencilla y no tiene tantos muebles ni tanta decoración pero me gusta. Las paredes son todas blancas y huele a canela. Pasamos a una habitación en la que hay varios ordenadores y están los instrumentos de cada uno en perfecto estado, colocados impecablemente. Localizo la guitarra lila de Jack, la adoro, me acerco a ella.

-Me encanta esta guitarra.-Digo acariciando el mástil.
-¿Tocas la guitarra, Melanie?-Pregunta Zack.
-Sí y lo echo mucho de menos, espero que me la traigan con las demás cosas que me faltan…
-Si quieres suplantarme, por esta tarde te lo permito.- Dice Jack tumbándose en el sofá.
-Levántate, perro.- Le regaña Alex-Si quieres una, róbasela a Zack, tiene tres en la habitación de arriba.
-No…- Me río.- Creo que mi padre tiene el sótano lleno.
Me siento en el sofá, en el reposabrazos, donde Jack ha dejado un hueco.
-Te ha dado tiempo a inspeccionarlo, ¿eh?
-No, lo oí en un video, si te soy sincera.
-Tiene que ser duro…-
comienza Alex golpeando a Jack en el culo para que le haga un hueco- que te enteres de lo que le pasa a tu padre por internet.
-No tanto. A decir verdad, nunca lo he visto como tal, siempre lo he considerado el tito guay que consiente todas las travesuras
.
Tras este comentario todos me miran algo entristecidos ¿lástima?
-¡A mis brazos!- Dice Alex de repente abrazándome desde el sofá. No puedo evitar sentirme como en un sueño. Al separarnos, Zack bromea mencionando a Lisa.

Los días que siguieron a esa maravillosa tarde, no son ni si quiera dignos de contar, me ponía el despertador a las siete de la mañana y mientras oía como los demás inquilinos de la casa comenzaban el día haciendo sus tareas, yo abría la ventana y me sentaba en la repisa con una manta: Zack no tardaba en pasar corriendo tal y como su rutina deportiva le obligaba. Creo que nunca me ve, o eso espero, después de verlo no recuerdo mucho más ya que me vuelvo a quedar dormida. Cuando me despierto, me ducho, desayuno escasamente y me encierro en la habitación a estudiar hasta la hora en la que vuelven Joseph y Jacob del colegio a comer.

Tengo muy buena relación últimamente con Jacob, el pequeño, es demasiado dulce como para que alguien pueda no quererlo. Le ayudo siempre que puedo con los deberes y, a pesar de la diferencia de edad, es bastante maduro y dice que entiende mi situación, de hecho empezamos una conversación interesante, mientras estudiamos juntos en la sala de estudios donde trabaja Adrienne por las mañanas…

1 comentario:

  1. hola marina soy rakel :)
    me encanta tu historia y jacob tiene k ser super cuteee!!!!!
    xD
    sigue escribiendo!!

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