Me despierto, todo sigue oscuro, son las 4 a.m según el reloj de la mesilla de noche. No se oye ningún ruido, ni dentro, ni fuera de la casa supongo que ya no llueve. Me levanto silenciosamente, ya no tengo sueño: no tiene sentido seguir en la cama. Enciendo la luz de la habitación y comienzo a deshacer las maletas tranquilamente y con mucha delicadeza: no quiero despertar a nadie. Me alivia encontrar mis pastillas en la primera maleta, las deposito en la mesilla y sigo… Tardo más de una hora en colocarlo todo a mi gusto y, tras esto, me vuelvo a conectar a twitter. Airin está conectada le explico todo como puedo mediante privados y ella sigue flipando, no se lo cree.
Son las siete de la madrugada cuando comienzo a oír ruidos en la casa, me despido de Airin y voy en busca de algún baño en aquel pequeño pueblo que es la casa de mi padre, recuerdo haber visto uno cerca de las habitaciones de Joseph y Jacob, lo localizo y me dirijo hacia él con todo mi ejército de aseo. Pero Joseph se me adelanta, entra con rapidez y cierra la puerta tras de sí, Jacob lo ve y se queda mirándome curioso.
-Hay otro baño más, abajo. Ven.
Me acompaña hasta abajo y me enseña el camino. Le doy las gracias y se lo ofrezco por si necesita entrar él primero, al fin y al cabo, yo no tengo que ir al colegio… Me lo agradece pero insiste en que pase yo.
Así lo hago, pero tras la ducha me toca recorrerme toda la casa y subir las escaleras con una diminuta toalla y lo pringo todo de agua, me visto rápidamente y bajo a limpiarlo pero Adrienne ya está allí.
-Lo siento, iba a limpiarlo yo…
-No te preocupes.- Se fija en la toalla que llevo en las manos- ponla a lavar y ves a desayunar.
Obedezco, esta vez, encuentro con facilidad la cocina por el olor a tortitas. Joseph ya está allí y Jacob no tarda en llegar, tras haber podido usar el baño. Les saludo y me siento al lado de Jacob. Me sirvo dos tortitas y un vaso de zumo.
-¿Vas a venir al colegio con nosotros, Melanie?- pregunta Jacob.
-No. He de apuntarme a la universidad.
Me desea suerte (no entiendo por qué) y ambos se despiden, recojo la mesa y friego, mientras tanto, aparece Adrienne en pijama y soñolienta. No sé qué debería hacer mi primer día en California y eso es malo, a pesar del tópico de los buenos resultados que da la improvisación en USA.
-Mmm… ¿Adrienne..?
-Dime.
-¿Necesitas que te ayude en algo hoy o..?
-Melanie, deberías apuntarte a la universidad, tu padre me dijo que te quedarías hasta finalizar tu carrera aquí.
-Sí, es verdad… -primera duda resuelta- pero no sé… ¿podrías decirme cómo llegar?
Se gira hacia mí y da un sorbo de su taza divertida, me sonríe.
-Samy te llevará.
-Gracias.
Me seco las manos y me dirijo a la puerta principal del jardín, allí me espera Samy, el mismo hombre de ayer. Me abre la puerta trasera sonriente. He de decir que todos están siendo muy amables conmigo, pero todo queda ahí: amables y educados pero frívolos, una frialdad difícil de ver en España. Me siento sola, he venido hasta aquí y lo único que he conseguido hasta ahora es más independencia, una independencia que ralla la soledad. Jamás antes he tenido tantas cosas qué hacer por mí misma.
Samy arranca y comienza el paseo…
Algo capta mi atención: dos chicos, uno de ellos en monopatín, me gustan… Disfruto de las vistas traseras hasta que al que iba andando se le ocurre la genial idea de empujar a su compañero de broma, creo, y éste se cae; su compañero empieza a reírse de él, ni si quiera le ayuda a levantarse, pero de repente sale un tercer chico de una de las lujosas casas riendo también y le ayuda a levantarse. Siento un gran interés por éste último, me gustaría acercarme y, por primera vez en California, mis deseos se cumplen, Samy pasa con el coche justo por delante de ellos. Los observo de cerca y mi respiración se corta: el chico que ha salido de una de las lujosas casas de la urbanización en la que yo misma vivo ¡¡es Zack!! Mi más espiado/admirado en twitter y en cualquier sueño, he de reconocer que suena muy patético pero creo que este podría ser un motivo para no quemar la bandera. Por supuesto, ellos no me ven gracias a la ultimísima tecnología de los cristales tintados que tanto le molan a mi padre.
En la universidad me explican que necesito aprobar un examen para poder acceder. La prueba será en julio, aún estamos a mayo, les doy todos los datos que me piden y le agradezco la información, cuando volvemos y Samy me abre la puerta, me dirijo hacia Adrienne para explicarle los funcionamientos de la universidad. Pero ella está trabajando y me corta tajante.
-Melanie, no soy tu madre. No tienes que darme explicaciones de lo que haces o adónde vas, eres libre, si quieres un consejo, haz como hizo tu padre, lo que más te apetezca en el momento que te apetezca. A él le funcionó.
Sonrío, a pesar del corte que me he llevado al principio por su parte, me alegro de que sea así, no necesito a nadie que me prive de mi libertad aunque esto me hace pensar… si algún día no vuelvo a casa porque me han secuestrado o me ocurre algo malo ¿se preocupará por mí? ¿Avisará por lo menos a mi padre?
Salgo a la calle tras depositar los papeles en mi cuarto y actualizar twitter con las novedades del día: así me evitaré que me pregunten cada vez que esté en línea. No puedo evitarlo y mis pasos me llevan otra vez hasta su casa… necesito comprobar que realmente era Zack Merrick a quien había visto aquella mañana. Y como si la mismísima California intentara comprarme allí está… acaba de salir de su casa y camina con tranquilidad, lleva unas simples gafas de sol blancas: sus gafas. Sé que si hubiera estado en España y me encontrara en la misma situación, probablemente no me atrevería ni a mirarlo… pero ¡Estoy es Estados Unidos! No me perdonaría si no le hablara en toda mi estancia aquí. Me dirijo hacia él nerviosa, sintiendo cómo me tendría que haber preparado mejor: no llevo la ropa adecuada, el pelo no me lo he peinado desde esta mañana… y pensando todas estas gilipolleces no me he dado cuenta de un detalle tan simple, que será mi perdición, es decir, mi manera de dejarle un recuerdo en la mente a Zack Merrick.
-Perdona.- Él se gira y me mira, agradezco la presencia de sus gafas de sol, sus ojos se me harían demasiado difíciles de resistir. -Tienes hora?
Me he puesto tan nerviosa que no he tenido tiempo de pensar la pregunta y eso me ha hecho meter la pata hasta el fondo. Él me mira con incredulidad, y luego se fija en mi muñeca izquierda (decorada por un bonito reloj de correa de piel blanca).
-No pero…- coge mi muñeca suavemente y se acerca al reloj- es la una y media según este reloj.
-Gracias. - Contesto sonrojada, él sonríe y se aleja siguiendo su camino. Debería retirarme, esconderme en mi cuarto y no volver a salir, por el bien de la humanidad.
Al día siguiente me despierto con los sonidos típicos de la casa: oigo la ducha, (Joseph debe de haber ocupado otra vez el baño antes que nadie), el aceite de la sartén, sonido de abrir y cerrar de puertas…
No me levanto, me acuerdo de lo que me pasó ayer y lo único que me apetece es volver a dormirme, hundo la cabeza entre las almohadas con un olor exquisito que me recuerda a mis sábanas españolas… Otro día melancólica… ¡Genial! (nótese la ironía). Necesito hablarlo con alguien, obviamente o acabaré otra vez depresiva y no quiero que eso ocurra, no aquí, no ahora…
Me dirijo a mi portátil y encuentro a mi mejor amigo conectado… hace tiempo que no hablo con él: no sabe de todas las novedades ya que ni siquiera va a mi instituto. Pero me equivoco, sí que las sabe supongo que Airin se habrá encargado de informarle de todo. Le relato resumidamente de cómo ha ido el primer día y no tardo en contarle mi experiencia con el mismísimo Zack, se ríe, me lo puedo imaginar en su casa casi caído de la silla y medio llorando… Él, por supuesto, sabe perfectamente quién es Zack, no en vano, doy tanto por culo con el tema… Le digo que me siento fatal y, como siempre, me anima, me anima a pensar que hay que luchar por uno mismo, siempre lo he admirado por su fortaleza.
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